miércoles, 17 de abril de 2013

Intersecciones






1. La felicidad efímera

Hay un hombre, cuarentón, bien parecido, de voz débil y movimientos corporales pausados, que se sienta al lado de su cama y contempla a su pareja dormir. Lo hace con dulzura observando las facciones del rostro que hace ya cuatro años contempla a diario. Sin embargo no hay mañana que no descubra algo nuevo en ese otro ser que conforma su vida. Piensa: eres única; y con ese pensamiento en su mente, toma el portafolios y sale a la calle cerrando la puerta tras de sí.

 Al llegar a la parada del colectivo ve a una joven escuchando música con auriculares. La joven tararea una canción que él no conoce, no obstante el ritmo le agrada, por eso sonríe, mira al piso, juega con la punta de su zapato en las ranuras de una baldosa, y vuelve a recordar a su pareja. Ahora un nuevo pensamiento lo invade todo: ¿Cuánto durará esta felicidad?, pero de repente el pensamiento se esfuma, el colectivo ha doblado la esquina, las demás personas se aprestan a ascender, él se olvida de todo.


2. Electroshock

El colectivo arranca y avanza raudamente por la calle. Detrás, por la mano derecha, lo sobrepasa una ambulancia. Dentro de ella un médico y una médica van charlando. La médica piensa en cuánto le gusta el médico, pero él no piensa en ella, tiene sus pensamientos sumidos en la depresión de su madre y en los costos fijos del mes para mantenerse. La ambulancia ahora dobla por la avenida principal, cruza un par de bocacalles, y se detiene frente a un viejo edificio. Los médicos tocan el portero, y un anciano los atiende. Enseguida bajan una camilla y suben escaleras arriba. Dentro de un departamento amoblado con viejos muebles y poca luz, una anciana, la madre de la mujer del hombre cuarentón, ha tenido un infarto y se encuentra en trauma. El anciano está pálido, piensa en su hija, la cual duerme, la cual ahora está sola en la casa del hombre cuarentón que se ha marchado a su trabajo.

 Los médicos suben la camilla a la ambulancia. Encienden la sirena y avanzan velozmente por la avenida principal. La médica va con la anciana. Piensa en la muerte y en lo poco de vida que le queda. El médico ahora mimetiza a la anciana con su madre y una extraña opresión se apodera de su pecho.

 Al llegar al hospital ingresan a la anciana a terapia intensiva. Le hacen resucitación cardiopulmonar y electroshock. Inyectan líquidos densos en sus flácidas y transparentes venas. Los médicos y enfermeras se miran. No hay nada por hacer. Se ha ido. En una casa cercana, a pocas cuadras, una joven de repente se despierta, mira la habitación, su pareja se ha ido a trabajar, sin embargo presiente que esa mañana algo ha pasado, tal vez un mal sueño...—se dice y vuelve a dormirse.


3. Miss Libido.

 Una de las enfermeras sale de la terapia y se dirige al sanitario. Se encierra en un baño y se echa a llorar. La muerte de la anciana le hace recordar a su madre fallecida. Se angustia en demasía. Los pensamientos la hacen presa fácil de la situación. Escucha entrar a otras mujeres al sanitario. Hablan de ropa, de zapatos, de hombres. Una le cuenta con lujo de detalles a la otra como ha sido su noche sexual. Le grafica con palabras el modo en que su amante la penetraba y le daba un placer único. Ríen y lo hacen en complicidad. Ahora hablan del amante de la otra. Es casado, y eso, la excita más, lo inescrupuloso la erotiza de sobremanera. La enfermera seca sus lágrimas y ahora sus pensamientos se desvían a las mujeres y sus vidas sexuales. Piensa también en su hombre, el cual ahora mismo estará recorriendo las calles de la ciudad manejando uno de los colectivos de las líneas locales, ¿Me deseará como lo hacía cuando apenas nos casamos? La duda la corroe.

 Las mujeres salen del sanitario tras retocarse el maquillaje. En ese instante la enfermera abre la puerta del baño y las ve. Una de ellas es la médica de la ambulancia.


4. Lonely Boy

 El colectivo se detiene en la parada frente a la playa. El hombre cuarentón baja y se dirige a su puesto de trabajo. El chofer del colectivo lo ve marcharse. Lo reconoce. Hace más de cuatro años ese hombre del portafolio hace el mismo recorrido. Día tras día menos los feriados. Nunca ha fallado. Piensa en la vida del hombre, en su familia, en cómo será estar en sus zapatos. El chofer observa por el espejo retrovisor, aún quedan pasajeros descendiendo. La chica de los auriculares está tomada del pasamano y se mueve rítmicamente al compás de la música que atraviesa sus oídos. Ella piensa en la chica que le gusta y a la cual no se atreve a decirle lo que siente. Toma su iPod, busca canciones, escoge “The Way It Was” de The Killers y vuelve a mirar por la ventanilla. Observa la playa, las gaviotas revoloteando por la explanada, el sol produciendo el brillo sobre el mar, y en el horizonte un par de barcos. Su mirada se queda ahí. Sus pensamientos se concentran en la inmensidad y en el amor que ella misma auto frustra.

 El colectivo arranca y levanta velocidad. El hombre cuarentón se detiene frente al comercio que administra. Abre la puerta, enciende la radio, la cafetera, la computadora y la caja registradora. Ahora el local ha vuelto a la vida. En la radio suena una canción de The Black Keys, “Lonely Boy”, que lo estremece. Baila, se contornea, canta. Por unos minutos se olvida del mundo circundante.

 Afuera el sol es radiante. Será un día pleno en la playa y augura muchas ventas. Su vida no podría ser mejor.


5. Amor y Muerte

 La mujer del hombre cuarentón atiende su teléfono móvil. Una médica con voz suave y pausada le comunica un puñado de palabras que jamás quieren ser escuchadas por nadie. Sus ojos se inundan de lágrimas. Se siente caer en un pozo, hondo, oscuro, húmedo. Piensa en su madre, en que ya no está, en su pobre padre, en el hombre cuarentón que ahora es el amor de su vida y que tampoco está. Su mundo circunscripto parece ahuecarse mientras las paredes se desmoronan y caen al pozo. Sus manos tiemblan. Llora. Grita. No hay Dios que entienda.

 Afuera un barrendero de la empresa de limpieza escucha los gritos y el llanto. Se compunge. Piensa en que alguien la está pasando mal, que el mundo está dado vuelta, que no todo el mundo es feliz. Continúa con su tarea y en su interior una fuerza emerge y le hace esbozar una sonrisa: es feliz con su esposa, y con su hija adolescente, que ahora viaja en un colectivo de la línea local, rumbo a su escuela, y seguramente lleva sus auriculares puestos y va escuchando su música preferida.

 La chica de los auriculares llega a la escuela. Abre su mochila, saca un fibrón, escribe en su banco: Lucía, TE AMO.


6. La Lluvia

 El hombre cuarentón atiende la clientela, despacha mercadería, manipula su rutina. Al mediodía cierra la puerta y se dispone a comer, pero antes, se toma un tiempo y se dirige a la computadora, abre su programa de chat y escribe: ¿Estás?... te extraño En la pantalla una respuesta se manifiesta: Sí… aquí estoy… yo también te extraño y te amo… Mira hacia la playa por una ventana, observa las olas, y se angustia, cae preso de sus propios remordimientos.

 Una médica en la sala de descanso de un hospital cercano sonríe y da diminutos sorbos a una taza de café. Mira la pantalla de su computadora portátil y chatea con varios hombres a la vez. A todos ama, a todos desea, a todos quiere, sin embargo ella no ama, no quiere, pero sí desea, y ese deseo la mantiene hueca, envuelta en una crisálida, carente de todo tipo de sentimientos que la asocien y comuniquen con un verdadero amor.

 La médica enciende la radio y escucha las noticias, dentro de las cuales una la sobresalta: una joven con unos auriculares en su cabeza acaba de suicidarse en una escuela secundaria, pero antes ha escapado de clases, ha dado muerte a sus padres, y a una amiga. Piensa en lo loco que está el mundo y vuelve su concentración a la computadora.

 El mundo parece bullir. Afuera ahora se levantan unos nubarrones grises y oscuros sobre el horizonte. Parece que pronto lloverá. La lluvia que todo lo limpia, que todo lo calma, que arrastra los cambios, que unifica, que acobija a todos debajo de su manto líquido y húmedo.



 Alguien ahora duerme, otros se despiertan, otros tiene sexo, algunos engañan, otros se enamoran, muchos ríen, otros tantos lloran, muchos mueren.




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(Imagen: Timothy Pakron en Tumblr)