miércoles, 23 de febrero de 2011

La taza de café


Mi novia y yo solíamos ir a una cafetería en donde los vasos de café tienen escritas citas o mensajes para el corazón. Nos divertía la idea de sentarnos, pedir un cortado o un café, e impacientemente leer lo que el destino quería que leyésemos. Sí, el destino, pues pensaba que era él quien estaba detrás de la máquina de café y elegía los vasos que cada uno de nosotros tendría en sus manos y leería. Lo imaginé siempre con cierta astucia, eligiendo meticulosamente los vasos y a veces hasta obrando con cierta sonrisa maliciosa al hacerlo. Me llegué a preguntar si no estaría cansado de sí mismo, de decirle a la gente lo que pasaría con sus vidas o de ponerlos en sobre aviso antes que él mismo cayera como regente implacable sobre ellos.

Uno de esos días mientras estuvimos tomando un café ambos leímos los mensajes de los vasos. Rápidamente el semblante de ella cambió. Se puso rígido y casi desencajado. Al instante comprendí que aquella lectura había producido esa consecuencia. Pero apenas quise preguntarle ella con un gesto echó por tierra mi pregunta y me dejó con la incertidumbre clavada como espina en la cabeza. Bebimos todo el café en silencio, de a sorbos pequeños, sin encontrarnos las miradas. Sentí que ella de algún modo esquivaba el mirarme.

Al salir, se detuvo en la puerta de la cafetería, me miró y me dijo algo de Borges: “estar contigo o no estar contigo es la medida de mí tiempo”, y me pareció algo fascinante. No porque lo escribiera Borges, sino por el sentido de la frase y el modo que ella había usado para decírmelo. La besé y luego la abracé.

- Estaba escrito en la taza de café –me dijo luego.
- No importa. No me importa si lo sabías por leer a Borges o porque lo leíste de la taza de café. No altera mi mundo ni la concepción de la escena que viví y sentí en la cafetería. Me ha encantado.
- Yo creo que sos la medida de mi tiempo –dijo dulcemente mientras sacaba de su bolso la taza de café con la frase de Borges y me lo obsequiaba.

Con la elasticidad del tiempo aquella relación terminó. El intervalo que me unía con ella había llegado a su fin. No obstante aún conservo la taza de café con la frase de un Borges enamorado, y cada vez que la veo sobre el estante siento la mirada esquiva de aquella chica, sus sentimientos encumbrados y esa profunda movilidad que te hace sentir el estar enamorado.


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(Imagen: http://25.media.tumblr.com/tumblr_lf0yzkq0cj1qaobbko1_500.png )

9 comentarios:

  1. Yo creo que el destino no avisa, más bien improvisa...

    Un texto anecdótico bonito. (Por cierto, tu protagonista tiene más novias que 007)
    Una sonrisa.

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  2. @PITUFINA:

    Puede ser, es un buen punto de vista. De algún modo creo que todos en determinada medida tomamos al destino según nos va en la vida y según la edad en la que estemos transitándola. No es lo mismo ver el destino a los 20 que a los 50 o 70. Como todo en la vida al dar vueltas el caleidoscopio empezamos a ver de distintas formas las cosas.

    Jajaja, sí, mis personajes en su mayoría son solteros (¿será que se le pega algo del escritor? jajaja) y tienen muuuuuuuuuchas ex novias jajaja

    Beso.

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  3. sabe que en la última feria del libro había un adivino con un oráculo gigante. El que respondía ese día era Roberto Arlt, y me toca encima la misma frase del amenazado.
    Siempre amé ese poema con su remate final
    Esta habitación es irreal; ella no la ha visto. El nombre de una mujer me delata.
    Me duele una mujer en todo el cuerpo.

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  4. @ROSSINA:

    "Me duele una mujer en todo el cuerpo" es una de las mejores frases que he escuchado en mi vida... tal vez justa para ésta microficción...

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  5. será cuestión de adaptarla. ¿No me diga que los vasos son ficción? adoraria tener el "estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo".

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  6. Uff, ha pasado un tiempo desde mi última visita. Ya me había olvidado lo que era emocionarse hasta sentir mis retinas algo húmedas...

    Yo creo que, muchas veces, el destino juega con nosotros, se divierte. Pero siempre termina teniendo la razón.

    Besos, Miguel :)

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  7. @FLOR S:

    Nunca es tarde... los textos siempre estarán por aquí.

    Creo que el destino a veces se siente frustrado, porque es presa de sí mismo, cuando siente que juega con nosotros sabe a ciencia cierta lo que pasará y eso es algo terrible para él. Es como el perro que gira en círculos intentando morderce la cola...

    Beso.

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