Hace unos años, no muchos, una mujer se acostaba conmigo. Al despertar siempre teníamos sexo. Luego, como si nos desconociésemos, cada uno se vestía en silencio, tomaba una llave del departamento y se iba. Así, sin saludar, sin siquiera volver a mirarse a los ojos. Le había tomado cariño, representaba algo importante para mi vida. Era ella o la soledad, entonces yo había elegido.
Supuse siempre que yo para ella significaba lo mismo. Se podría decir que también éramos una especie de amigos. Invisibles, sagaces, furtivos, como se le quiera llamar. No sabía dónde trabajaba, ni ella tampoco donde yo lo hacía. Solo hablábamos del momento en que vivíamos, lo que sentíamos y lo que deseábamos. Teníamos sexo al menos una vez por semana. El departamento era mío. Ella entraba, se desnudaba lentamente, y si me encontraba en la cama comenzaba a acariciarme y a realizarme sexo oral. Sin palabras, todo en completo silencio. Solo gestos, alguna que otra mirada en silencio y nada más.
Pensaba que yo no era de este mundo. “¿Ya regresaste o aún no fuiste a tú mundo desde la última vez que nos vimos?” solía preguntarme con una mirada melancólica y perdida. Yo enmudecía. No sabía qué responder. Por momentos, cuando estábamos desnudos en la cama, la observaba. Tocaba su piel, recorría sus curvas, jugaba con sus pezones, a veces solía masturbarla, a lo que ella respondía con gemidos diminutos y sus ojos completamente cerrados, tal como si viajara en un viaje en el cual yo no la acompañaba.
Eres extraño hombre de otro mundo –solía decirme. Cuando yo preguntaba por qué me respondía con las palabras “distinto” o “especial” o simplemente “único”. Yo no volvía a preguntar. Quedábamos así, tendidos en silencio contemplando el techo. Y yo pensaba en aquellas palabras que parecían flotar y chocar contra ese mismo techo, para finalmente amontonarse formando una nube imaginaria.
Un día, después de esos escuetos diálogos me dijo algo que nunca olvidé:
- No viviría contigo, estaría loca si lo hiciera.
- ¿Por qué no lo harías? –pregunté un tanto despistado por aquella afirmación.
- Porque no eres de aquí, ni de allá. Porque no eres de este mundo ni del otro. O mejor dicho, porque tengo el terrible miedo que algún día vuelvas a tú mundo y te olvides del que construimos aquí, en este departamento, en esta cama, cada vez que hacemos el amor.
Me sentí como un hombre caminando sobre la superficie de la luna. Liviano, terriblemente extraño. En ese instante supe que ella no sabía nada de mí, ni yo de ella. Ni siquiera nuestros nombres.
- Pero no te inquietes –me dijo- yo por ahora puedo ver y respirar en ambos mundos.
Después de aquel día yo volvía a mi propio mundo.
(Imagen: Ibai Acevedo http://ibaiacevedo.com)
Es todo un tanto estrambótico. Supongo que a veces no basta con ver, oler, tocar y palpar.. para creer.
ResponderEliminarInteresante pero confuso-para mi-. La relaciones asì son eso, relaciones de touch and go. Las otras, las que duran llevan trabajo, esfuerzo y un entendimiento que cuesta encontrar en un mundo tan "raro" como es este...por eso yo me bajè...Besos "Mujer rebelde".
ResponderEliminar@SONIA:
ResponderEliminarEn las relaciones suele haber extravagancias. Supongo que todos las volvemos un poco así. Para los ojos de los demás pueden parecer estrambóticas y raras y para nosotros la mar de normales.
Y a veces no basta con solo ver, oler, tocas y palpar para creer. Coincido, Sonia.
@MUJER REBELDE:
ResponderEliminarO relaciones entre personas "distintas". No todo el mundo encuadra y acepta ese tipo de relaciones, que tal como dice Sonia suenen un tanto estrambóticas.
Y todas llevan esfuerzo y trabajo. Claro que los touch and go de los cuales hablás vos, no.
Besos.
"tengo el terrible miedo que algún día vuelvas a tú mundo y te olvides del que construimos aquí"
ResponderEliminarEs una frase para ponerle marquito y colgarla en la pared....!!!
Hermoso texto....!!!
Hola Miguel!
ResponderEliminar"En este lejano mundo", cumpliendo con la cuota de sexo junto a esta inquietante mujer, te leo nuevamente, sin intentar extraer una enseñanza moral, sino disfrutando de tus letras.
un abrazo y si, "me ha gustado"
@REINA:
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado. A mí personalmente es uno de los que más me gusta. Esa ambiguedad de la cual muchos solemos caer presos y es tan real.
Gracias ;)
@LUCIA.UY:
ResponderEliminarQuerida amiga uruguaya, un placer volverte a ver por mi blog y que disfrutes de lo que escribo. Como ya sabés, para mí es un placer.
Abrazo para vos ;)
Besote.
Sí. Como la vida misma.
ResponderEliminarAbrazos
Supongo como en toda relacion siempre tiene que haber algo mas que sexo, o de lo contrario te sientes vacio, un placer leerte.
ResponderEliminarfeliz semana.
@SONIA:
ResponderEliminarTal cual =)
@RICARDO MIÑANA:
ResponderEliminarBienvenido a mi blog, Ricardo.
Es así para la gran mayoría, no obstante para muchos hoy en día con el sexo basta... como si fuese el salvavidas justo al escape de la soledad.
Abrazo.
Mundos paralelos que coexisten en una misma realidad.
ResponderEliminarbesos!!
@SILVIA:
ResponderEliminarAlgo que parece tan complejo y sin embargo se da mucho últimamente.
Beso ;)
Pues yo creo que debería dejarse de miedos y vivir un poco :)
ResponderEliminar@Nikaperucita:
ResponderEliminarBienvenida a este blog.
Creo que los dos personajes del relato tienen miedos. Después de todo nadie vive sin miedos, todos en algún momento de su vida los experimentan. Sin embargo, ella tiene más miedos que él dentro de esta minificción.
Si el silencio permanece demasiado presente, es sposible que unas pocas palabras lo rompan de manera tal que termine por deshacer el momento. Me dio frío leer esto, mucho frío...
ResponderEliminarBesos!!
@FLOR S:
ResponderEliminarNo tengas frío Flor, porque hay muchas vidas que en nuestra contemporaneidad se comportan así. Demasiadas. A veces pienso que muchas de las personas que a diario nos cruzamos por la calle, o en una peatonal, o estan sentadas al lado en el cine, o en la fila del supermercado, tienen vidas así: silenciosas, sin exposición, cargadas de miedos, y a su vez se produce un hecho ilógico, y es que muchas de esas personas con ese tipo de comportamiento anhelan amor. Un amor para toda la vida.
Digno de un debate profundo, ¿no te parece?
Besote!