Érase una vez una chica que vivía en una ciudad de la cual su nombre no importaba. Después de todo, la mayoría de las ciudades se le parecían –eso pensaba. Era linda, un tanto burguesa, y a su modo feliz. Sin embargo, y esto pasó sin ella darse cuenta, abandonó a su esposo y comenzó a ganar amantes. Tomaba su vida como un juego desafiante. Amaba, la amaron y no la amaron. Quería, deseaba, y a veces, solamente a veces, era correspondida. Y su historia, corta y tal vez muy contemporánea, finalizó en una completa espiral que tan solo la llevaba una y otra vez a reiniciar el mismo ciclo: amor y desamor, compañía y soledad, sexo y nada.
Érase una vez también un joven llamado L, al cual la chica, poco a poco, lo insertó en uno de sus ciclos. El joven solo tenía ojos para la chica. Nadie más habitaba su mundo. Ella lo era todo para él. Almorzaban y cenaban a la luz de las velas, mantenían largas caminatas a lo largo del rosedal de la ciudad sin nombre, tomaban café en los Cafés de moda, y L vestía de pies a cabeza a la chica con finos vestidos y bonitas joyas. Sin embargo la armonía, y el amor efímero, se diluyeron. Ella se encarceló en silencios y en ausencias y él no soportó el castigo y la distancia. Pero la chica no estaba triste. Había conocido a otro caballero que, a su modo, le había prometido resurgir el amor eterno. Ella, feliz e ilusionada, inició un nuevo ciclo con el caballero en cuestión olvidándose por completo de L y lo vivido juntos.
L sufrió. L curó sus heridas. Y L, de algún modo misterioso, logró olvidar. Pero fue un día de otoño que la chica volvió a encontrar a L. Ella vestía de gris, como si se tratase de un luto lánguido.
- ¿Qué te ha ocurrido? –preguntó L.
- Otra vez he vuelto a fallar –respondió ella.
- ¿Fallar?
- Sí, fallar. Cuando te he dejado he iniciado un nuevo ciclo amoroso junto a otro caballero, pero eso ha terminado recientemente y mi corazón está destrozado.
- Juegas a un juego muy nocivo –respondió L seriamente.
- ¿Juego?, ¿tú crees que estoy jugando?, ¡no!, ¡yo siempre amo!
- Entonces ¿sabrías definir lo que es amar?
Y un profundo silencio reinó entre ambos. La respuesta jamás se escuchó.
Ahora la chica vive en una lejana ciudad, cercada de las sombras de sus amoríos y del dolor de las derrotas. De L nunca más se supo nada, sin embargo alguien alguna vez contó en un viejo bar que ellos frecuentaban, que había vuelto a ser feliz, que irradiaba tranquilidad y que por sobre todo había desterrado de su corazón a la chica de los ciclos.
Me encantó tu historia, Miguel, me transmitió toda la soledad y tristeza que seguro acompañarían a la chica de los ciclos hasta el final.
ResponderEliminarLo bueno es que, como L., muchos más son capaces de saber amar y encontrar la felicidad.
Besos!
@MAGA:
ResponderEliminarAsí es Maga, y supongo que mujeres como la chica de los ciclos hoy por hoy existen y muchas.
L es resultado de ciclos. Así como él hay muchos más; hasta me atrevería a decirte que todos atravesamos ciclos.
La chica de los ciclos debe sentir mucha soledad, eso seguramente.
Gracias por el feedback.
Beso.
Creo que hay chicas y chicos de los ciclos...
ResponderEliminarHoy en día la palabra amos está muy sobrevalorada... se dice amor a cualquier cosa... a cualquier enamoramiento... hasta a un capricho...
Y se cree que el amor tiene que ser perfecto, por lo que la desilusión llega prontamente...
Quién verdaderamente ama no gira en esos ciclos constantemente...
La pobre chica no sabía aún de amor... ojalá que lo sienta algún día...
Muy buena historia...!!
@REINA:
ResponderEliminarCoincido plenamente con tú punto de vista: la palabra amor está sobrevalorada. El otro día escuchaba al pasar por una calle que una chica comentaba a otra de cuánto amaba a un chico. La otra, quien escuchaba, contestó que ella amaba a alguien que había conocido hacía unos pocos días. No debían de pasar los 17 años. Pensé en como le damos uso a la palabra amor. Y es que muta. Depende de la edad que vivamos a cierto modo de felicidad mezclado con la líbido y el bienestar espiritual solemos denominarlo así. Al menos eso pienso.
Chicas como "la chica de los ciclos" se pueden ver muy frecuentemente hoy. A veces con sonrisas de "ganadoras", otras con terribles caras de deshauseadas.
Gracias por tú feedback Reina.
A veces los juegos se convierten en pesadillas...
ResponderEliminarun abrazo!!!
@SILVIA:
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, baby :)