sábado, 13 de febrero de 2010

El embrujo de las palabras


Los que me conocen saben que escribo desde hace mucho tiempo, los que me conocen más profundamente saben que lo hago desde niño y los que no me conocen se están enterando ahora mientras leen esta entrada. Desde que comencé a escribir nunca me sedujo el hecho de participar en talleres literarios, o enviar mis escritos a webs que generosamente me invitaban a participar. Tampoco me seducía la invitación de varias editoriales de aquí, Argentina, ni de países latinoamericanos que me invitaban a participar en antologías o en concursos literarios. Tampoco fui capaz de escribir aún mi primera novela. Muchas negativas para algo que me gusta tanto ¿El porqué? No tiene una respuesta simple, tal vez sea una mezcla de mi propia manera de ser y de cómo siento la escritura. Escribir es para mí como charlar. Las escenas se dibujan fácilmente en mi mente y no necesito nada más, en realidad sí, un lápiz y hojas o simplemente una computadora con un procesador de textos. El blog fue a lo único que me atreví. El blog fue el medio en donde siempre he querido mostrar mis escritos. Y esas ganas tienen un trasfondo, un porqué. Siempre pienso que un escrito puede perdurar en el tiempo y hay personas que pueden leerlo hoy, mañana o tal vez dentro de varios años y la sensación que les producirá será única hoy, mañana y dentro de tantos años.

Hubo gente que se cruzó por mi vida -vida un tanto bohemia tal como soy yo- y tras conocerme y ver mis aptitudes de escritor me impulsó a escribir una novela, o cuentos, y que los publicara. Me incitó a participar en concursos literarios ofrecidos por editoriales o bien a registrar mis escritos para luego enviarlos a editoriales nacionales. Siempre he pensado que no escribiría para ganar dinero y ahí radicaba siempre la discusión central. Yo escribo porque me gusta y porque a veces tengo el sueño de que millones de personas lean una novela mía y marque parte de sus vidas. Es un gran sueño, pero es parte de nuestra existencia humana. Sin sueños no hay nada. No sé cuando escribiré esa novela pero algún día lo haré. Pero no será impulsado por ser un nombre en una lista de escritores, o por el dinero o bien por esa estúpida “fama” a la que todos idolatran por tener un libro publicado (hoy por hoy cualquiera publica un libro con algo de dinero y las editoriales están a la caza de ello). No. Será un impulso genuino cuando me sienta listo para ello.

Hace un tiempo envié por primera vez un texto mío que publiqué en uno de mis blogs a un blog de taller literario, a saber, KAPASULINOS. Cuando vi su web me dije a mí mismo, ¿porqué no? Tal vez ya sea tiempo de empezar a enviar lo que escribís. Y eso hice. Han publicado mi texto y eso me dio una sonrisa. Con esta entrada quiero agradecer a ese grupo también porque si bien ni ellos ni yo nos conocemos ambos tenemos el vínculo en común que es la literatura.

Las sonrisas son generadas por la lectura de un lector, lo que de él emana, aunque sea en silencio. Cuando alguien después de leer un texto que he escrito me dice que se puso en la piel del personaje, vio la escena o simplemente leyó en silencio y sin comentar pensó que era un buen texto automáticamente me arranca una sonrisa de satisfacción. No sé cual es el embrujo de las palabras, ni la magia de las historias, solo sé que es algo bonito que posee esta vida y así como muchas veces soy lector y disfruto de la magia que grandes escritores me ofrecen, otras tantas puedo yo mismo hacer sonreír a alguien con mi prosa.

A continuación dejo el link del texto publicado por si quieren releerlo y a todos siempre darles las gracias por estar presente en mis blogs.



Miguel.

2 comentarios:

  1. Es curioso, no quieres ganar dinero con tus escritos pero los registras con derecho de autor... Muy curioso.

    Una sonrisa y a seguir escribiendo, lo haces muy bien.

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  2. @DARTHPITUFINA:

    La propiedad intelectual es un bien preciado y merece su respeto. A lo largo de los años he visto muchas cosas en la internet que me asquearon y vi muchas veces textos míos firmados por otras personas en otros blogs. Registrarlo como propiedad mía es una manera de decir, yo lo escribí, yo lo muestro, yo quiero que lo leas, pero es un "yo" y no un cualquier otro. He registrado todos mis escritos con Creative Commons para que se puedan publicar en cualquier lado señalando el autor pero que no se pueda comercializar ni lucrar con mis textos (eso está estipulado, si te fijás, en Safe Creative siguiendo el código de barras de la imagen que pongo debajo de cada texto).

    Tú curiosidad, amiga, me hizo pensar que algo no se entendió o no se entiende bien de las entradas que dejo para que se lean, pero espero que esta respuesta a tú comentario lo haya dejado más claro.

    Gracias por tus palabras.

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