miércoles, 17 de junio de 2009

Susukis (2)



Parte 2.


Las semanas siguientes pasaron sin novedades. Izumi no apareció por el ala donde queda mi oficina y no la crucé jamás dentro de la empresa. No me extrañó, era algo posible, desde luego. Sin embargo en mi casa mi esposa notó cierta conducta inusual en mí. Por más que lo disimulara aquel beso con Izumi había abierto una grieta profunda dentro de mi ser y algo, invisible y escurridizo, se había lanzado en la búsqueda de mis sensaciones y fibras más íntimas. Seguramente ese algo había aflorado ciertas señales a mi superficie y mi mujer las había receptado. Todo podía ser, después de todo quien menos se percataba de esos cambios era yo.

Una mañana después de llevar las niñas al colegio volví a casa a buscar unos papeles para la oficina. Inés, mi esposa, preparaba su desayuno en la mesada. Aún no se había cambiado y lucía solo su ropa interior. Al verla tuve un fugaz deseo, pero inmediatamente desapareció. Se extinguió como un punto en la pantalla de un televisor con tubo agotado. Supe en ese instante que algo había empezado a cambiar dentro de mí. Que no sintiese aquella atracción sexual tan fuerte que el cuerpo de Inés provocó siempre en mí seguramente era una clara señal de alerta pero sin saber a qué. Sin embargo, ella al verme se me acercó de una manera erótica, lo cual me inhibió bastante.

- ¿Pasa algo?, ¿acaso no te atrae verme así vestida?, las niñas no están y hace unos días no tenemos sexo.
- No, no me pasa nada. ¿Porqué me tendría que pasar algo?, solo que estoy apurado, he vuelto solo a buscar unos papeles para la oficina, eso es todo y la verdad que más allá que tenga ganas de tener sexo contigo ahora no puedo mi amor. –dije rápidamente para salir de aquella situación embarazosa.
- Te he notado raro Juan Manuel, desde hace un tiempo lo noto. ¿Me sigues amando?
- ¡Claro!, ¡qué cosas dices, Inés!, ¿porqué se te ocurren ese tipo de cosas a esta hora de la mañana?
- No, no es por la hora ni por la mañana, lo noto desde hace un tiempo y la verdad lo he callado. Pero ahora te lo he dicho y tú respuesta, la verdad, no me satisface del todo.
- No pasa nada mujer, no me pasa nada. Te sigo amando como desde el primer día, a tí y a las niñas.

Y de un portazo salí de la casa y me senté en el automóvil. Apoyé por un instante la cabeza sobre el volante y dejé mi mente en blanco por unos segundos. Desde la cerca del vecino un perro gran danés ladraba como si nunca me hubiera visto en el vecindario (tal vez no me hubiera visto nunca, pues casi no estaba en casa por mi trabajo). Encendí el motor y me marché a la oficina.

Hay un radar receptivo en ambos sexos que enciende una luz de emergencia cuando detecta que el otro ya no es el mismo. A Inés esa luz se le encendió. Ella lo sabía y ahora yo lo sabía. Si bien yo no notaba en qué había cambiado dentro de mi matrimonio, mi esposa sí lo había notado, y eso era una clara señal de turbulencias en mi pareja. Pasé varios días yendo a la oficina y volviendo a casa como un caballo con anteojera, sin mirar ni pensar nada más que en mi propia rutina. Durante esos días hice el amor con Inés. Ella llegaba placenteramente a los orgasmos y yo tan solo me excitaba en verla llegar, pero yo no llegaba. Lo curioso es que no me sentía frustrado. Tal vez el mismo hecho de complacerla me devolvía una retroalimentación positiva hacia mi libido. La mente y el sexo muchas veces producen recetas únicas que solamente funcionan con determinados individuos y seguramente yo era uno de ellos. Una de las noches, después de hacer el amor, me senté a comer un caramelo de limón al lado de la ventana de mi habitación. Lloviznaba pero dentro hacía calor. Inés dormía placenteramente, extasiada después del sexo. Las tímidas gotas de lluvia chocaban contra la hierba y acariciándola se hundían en la tierra impregnándola y haciéndola emanar ese olor a tierra mojada tan característico. Esa misma noche volví a pensar en Izumi. El hecho de que aquellos pensamientos comenzaran a flotar en mi mente me ponía nervioso y me arrojaban nuevamente a ese abismo de pensamientos sin explicaciones ni resoluciones. Salí al patio, descalzo, con la intención de sentir la hierba mojada bajo mis pies y la suave llovizna recorrer mi cuerpo. Caminé un rato en círculos recorriendo los límites de la casa. Contemplé las casas vecinas, las calles solitarias, las cercas, los árboles, los nubarrones espesos y densos que se movían lentamente por el cielo. Todo parecía un escenario ideal para que aquellos pensamientos se abalanzaran con más fuerza hacía lo más profundo de mi mente. Salté la cerca y caminé por el medio de la calle contemplándolo todo. Estaba empapado pero no lo sentía. Tampoco sentía la frialdad del pavimento bajo mis pies desnudos. Dentro de mí corría una imperiosa necesidad de purificación, de ordenamiento de ideas y de ese tipo de cosas que surgen cuando uno realmente siente que está confundido. Al cruzar la segunda bocacalle en un baldío me detuve. Unos hermosos susukis eran bañados por la llovizna. Inmediatamente sentí que aquella imagen era una especie de señal pero no sabía tampoco de qué tipo o porqué aquello se presentaba delante de mí, tan solo supe en ese preciso instante que ya empezaba a ser hora de comenzar a averiguarlo.

Me encontré con Izumi en la cafetería de la empresa. Nos saludamos como siempre y ninguno de los dos demostró nerviosismo o algún gesto que fuera distinto a los ya acostumbrados. En ese momento sentí que tal vez aquel beso en la costanera no había significado nada para ella. No dejaba de ser un alivio y una salida a mi nerviosismo interior. Se perfilaba como la mejor salida para reordenar mis ideas y quitar aquellos pensamientos que me mantenían nervioso por culpa de aquella mujer misteriosa que se había colado en mi vida. Me senté en una mesa para dos personas a tomar un café. Izumi se sentó también. Me tomó de sorpresa.

- ¿Pensaste que me había olvidado de tí? –dijo Izumi.
- No. Solo te saludé y me saludaste y punto. No pensé nada en especial.
- Pues no me he olvidado de vos, todo lo contrario, siéndote sincera te he pensado cada día desde la última vez que nos vimos. No quiero que pienses que beso a cualquier hombre o que lo hago como algo rutinario y sin sentimiento. Me dolería mucho si pensaras algo así. Supongo que te besé porque sin pensarlo me dejé llevar por lo que en aquel momento sentí. ¿Me comprendes?
- ¡Claro!, lo mismo me pasa a mí, Izumi. Después de aquel beso yo también te he pensado y la verdad que no puedo quitarte de mis pensamientos. Vaya donde vaya y haga lo que haga ahí estás tú.

Izumi sonrió.

En el preciso instante que se producía su sonrisa sentí que una vez más el hechizo se echaba a correr. Una vez más sentía que aquella menuda mujercita se me colaba hasta los huesos, traspasándome la piel, modificando mi percepción del mundo y movilizando mi libido. Increíblemente eso sucedía cuando ella sonreía cercanamente a mí. Al salir del trabajo nos juntamos en el estacionamiento. Me ofrecí llevarla a su casa y ella aceptó. Muchas de las cosas que yo comenzaba a hacer o decir mientras ella estaba cerca de mí no tenían lógica según mi conducta normal. Increíblemente la cercanía de Izumi movilizaba ciertas facetas de mi personalidad y exponía una vulnerabilidad atroz de mi parte.

Vivía en unos monoblocks a las afuera de la ciudad. Era un lugar bonito y agradable cargado de pinos y rosedales que circunscribían todo el predio. Estando allí uno se sentía como en medio de un bosque virgen. Era una bella sensación. Al bajar del automóvil caminó unos metros y se volvió sobre sus pasos.

-¿Quieres pasar?, tengo café caliente. No es obligación, pero no tengo problemas en invitarte.
-Ok, tan solo unos minutos, no hay problema.

Entonces por segunda vez no pude resistirme y acepté.

Un bonito sofá decoraba el centro de la habitación y unos enormes floreros repletos de flores secas daban una increíble sensación minimalista. Izumi colocó un disco compacto de música indie, mi favorita, y entonces me estiré en el sofá y me relajé. Increíblemente me encontraba en la casa de aquella mujer que se había avalanzado en mi vida como un águila sobre su presa. Tomamos un café cargado y hablamos de cosas superficiales. Luego me mostró sus albumes de fotografías, su colección de discos compactos y un par de poemas que había escrito. Izumi era una caja de Pandora. Estaba repleta de cosas fantásticas que no dejaban de maravillarme. Cada nueva cosa que descubría de su personalidad o vida me atrapaban completamente más y más.

- Dime Juan Manuel ¿tienes algún hobbie o algo que te guste hacer en tus ratos libres?
- Hmmm no lo sé, bueno, se podría decir que sí, me gusta dibujar, pintar, pero tan solo a manera de pasar el momento, nada profesional, tú sabes.
- Sí, ¿y qué pintas o dibujas?
- Lo que surga, nada en especial.
- ¿Me dibujarías?
- ¿Dibujarte?, ¿yo?, ¿a ti?, pero mira que solo soy un dibujante amateur.
- No importa, ¿lo harías?
- Sí, claro.

Entonces desapareció por un instante y al reaparecer trajo consigo papel y grafitos. Los dejó delante de mí, sobre la mesa ratona. Se retiró un par de metros y lentamente comenzó a desnudarse. La sangre recorrió mis venas como un ácido quemando todo lo que a su paso encontrase. No podía dejar de mirar su bello y exquisito cuerpo, sus curvas, su piel dócil a la luz de la lámpara. Tragué saliva y permanecí quieto sin saber qué hacer. Se sentó sobre un sillón en posición fetal y mirándome fijamente me pidió que dibujara libremente lo que yo observaba. Pero no pude. Me levanté y cayendo de rodillas al lado del sillón recorrí con mis manos sus curvas sintiendo la tibieza y la sensación placentera que aquella acción me transmitía. Acaricié sus pechos, jugué con sus pezones, recorrí con mis dedos sus labios, presencié la firmeza de sus nalgas y la dureza de sus muslos, percibí el olor de su piel y el brillo de su pelo. Ella tan solo cerró los ojos y se entregó como un animal a su dueño.

- ¿Te acuerdas de los árboles de papel de los cuales te hablé el día que nos encontramos en el bar? –dijo con los ojos cerrados.
- Sí –respondí en voz baja- mientras no dejaba de acariciarla.
- Cierra los ojos ahora Juan Manuel, y mientras me acaricias imagina que ambos estamos en un mundo lleno de árboles de papel con el piso lleno de hojas que lo hacen todo mullido y suave. Y en ese mundo donde nada nos presiona y nada nos condiciona, en ese mundo donde ambos somos libres y hacemos lo que sentimos y deseamos, tú me haces el amor. Siéntelo. Piénsalo.

Cerré los ojos y me imaginé la escena. Viví la escena. Deseé la escena. Cuando volví a abrirlos la vi mirándome con sus ojos brillantes y en ese instante supe que aquella escena imaginada necesitaba hacerla realidad.

Y así lo hicimos. Volamos juntos, muy alto, sobre valles de papel.

Safe Creative #0906174032048

Jem, "Flying High", del albúm "Finally Woken"

18 comentarios:

  1. Me está encantando esta historia: lo insólito del encuentro, la intensidad de su conexión, ese dejarse llevar por un momento que lo es todo...

    Y ese aire tan delicado y suave que llega a recordar a Murakami por momentos. Como tú dices: "dale, dale..." que la historia aún tiene mucho jugo!

    *La música es muy bonita :)

    Un abrazo

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  2. @SO:

    A mi también me está gustando escribirla. Con ésta historia tomé la decisión de escribir un cuento no tan breve, desarrollando un poco más la historia. No sé porqué nunca me gustó la palabra cuento, creo que es porque engloba muchas cosas que van desde lo dramático hasta lo chistoso; entonces decidiré llamarle relato no tan breve jajaja.

    A veces cuando leo a Murakami (tengo casi todos sus libros, creo que me falta uno) siento la sensación que el tipo piensa las mismas cosas que yo, solo que él escribe muchas cosas fantásticas y yo voy más por el camino de lo real.

    La música es indie, me gusta la música indie, lo independiente, lo errante, tal como era yo jajaja.

    Saludos.

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  3. Oh oh, no sabía que vendría tanto alboroto... mmm...

    Me gusta, claro que me gusta, está muy bien escrita amigo, quizá lo que no me atrae del todo, es la imagen de la mujer en todo esto, o sea siempre en el papel de "buena" y "mala"...

    Siempre la mujer en esa situación y el hombre en medio como gran provocador. ¡Que se yo!, es solo mi forma de pensar.

    Un abrazo amigo, besos. Cuidate.

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  4. :o
    Mmm Eso de saber que algo ha cambiado en la otra persona con el solo hecho de mirarla es muy cierto. Es un radar tan agudo, que a veces asusta. Me choca algo, la infidelidad, aunque él de cierta manera esta redescubriendose, no se me hace sincero, que la familia se vaya al carambas, ¿y el compromiso con Inés? Lo derecho es lo mejor.
    Aunque te he de confesar que quiero saber más de la historia.
    Besito Miguel

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  5. Me deja un dulce sabor de boca esta historia, todo este caos que se vuelve tan real y mágico entre enredos con otras pieles, en otros lugares quizás llenos de árboles de papel me gusta mucho Besos

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  6. Besos que no se olvidan, momentos que se llevan todo el tiempo, y si, no hay nada mas lindo que volar junto a otro.
    Exquisito.

    Besos.

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  7. mmm no me creo mucho eso de la purificacion, anque la mina sea una linda hija de japoneses...una metida de cuernos bien metidas, creo que de puro tiene poco literato.

    En el post anterior le llame "llamado de auxilio", en esta parte que los dos saben en que va a terminar este lio, te diria que es una necesidad de volver a sentir. INes, la pobre infeliz que esta en su casa sospechando pero nada puede hacer para frenar lo inevitable, esta sonando que es solo fruto de su paranoia. Y este tipo....hace rato que esta en la cama con "susuki" sin estarlo.

    Susuki se la ve muy tiernita como la describis, pero la minita esta sabe mucho de otras cosas ademas, que de barquitos de papel...
    Perdoname la crudeza, pero hay cosas que poco tienen de cuentos de hadas...sobre todo cuando lastiman a otros.

    Un saludo

    Esta bueno el cuento

    Petra

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  8. @NATALIA:

    Creo que la interpretación que cada uno le da a una historia se entremezcla bastante con la manera de pensar que tiene. A mí me pasa, a muchos les pasa. Pocos lo toman como parte de la historia y de la personalidad y el momento de vida de los personajes.

    Veremos que pasa con estos personajes, ¿no te parece?... después de todo son ellos los que tejen la historia.

    Si leés los comentarios de más abajo ésta historia a tocado muchas sensibilidades.

    Abrazo para vos y también cuidate.



    @ALEJANDRA:

    Totalmente, creo que las percepciones están a flor de piel y más cuando las personas tienen esa parte un poco más desarrollada que otras dentro de su personalidad.

    ¿Sabés? en estas historias que escribo y que conforman relatos más extensos abarco temas un poco más profundos y que son muy, muy contemporáneos. Fijate nomás el tenor de los comentarios. La mayoría de los lectores de mi blog son mujeres y ante la infidelidad o los cuentos de hadas y charlatenería del hombrem, saltan =)

    La historia la sigo escribiendo, paro cuando mi cabeza dice: "hasta acá es"

    =)

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  9. @MAGY:

    Lo que para algunos puede mostrarse como lindo al escuchar historias de pareja o momentos para otros puede no serlo tanto.

    A mí particularmente el tema de la infidelidad me choca un ciento por ciento. Pero en la historia el personaje lo vive y se deja llevar, tal vez, y sin darse cuenta, como un escape.

    Me alegro que te guste.

    =)




    @CECY:

    Todo nos marca, ¿no?. De alguna u otra forma todo nos va tatuando interiormente.

    Esta historia de a poco va tocando varios temas y eso me gusta. Principalmente me gusta esa metamorfósis que muchas personas sufren después de un tiempo juntas.

    Gracias y me alegra que te guste.


    =)



    @PETRA:

    En este blog cada uno comenta con su ojo de lector crítico con el tenor que quiere. En eso nunca voy a decir nada. Desde tú punto de vista vez al personaje masculino como un tipo que engaña a su mujer y casi no tiene escrúpulos, eso lo deja ver un poco el comentario, y puede ser que sea así. No sé. Recordá que es una historia y que más allá que yo la escribí al momento de hacerlo dejé que los personajes decidieran cómo, cuándo y dónde.
    Eso es lo llamativo de escribir. A mí me pasa que al momento de escribir no sé que pasa a mi alrededor y escribo en palabras imágenes en movimiento que veo en mi mente. Tan solo veo las imágenes que viven los personajes, y escribo y escribo. Cuando las imágenes se van entonces repaso lo escrito, corrijo y listo... recién salidito del horno.

    Veremos que pasa. Postearé con tiempo para dejar que se lea, la historia es larga.

    =)

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  10. Literato,

    Uno lee el cuento y al igual que el que escribe deja mucho de si mismo en sus criterios para juzgarlos.

    Como lo escribiste, esta lindo...pero yo que soy una mujer netamente practica, me remito a los hechos. El flaco, en vez de tener la valentia (vamos a ser usted sabe moderados en el lenguaje) de hablar con su mujer y decirle, mira algo me pasa, hablemos...va y empieza a hacer barquitos de papel con susuki :)
    ay querrias ver mi barquito??? y ni te cuento lo lindo que esta tu barquitooo :)
    que mal portada :)

    Lo que demuestra que en algunos casos, para algunas personas, la fidelidad es una eleccion.

    buenos dias dia, y saludos

    Petra

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  11. Ehhh.. Sin ánimo de ofender a nadie, pero he leído los comentarios y no he podido evitar que una palabra se me venga a la mente. Y es -EMPATÍA-.

    Hay una cosa que es Identificarse con los personajes, por su modo de ser o por cualquier detalle. Y eso parece que nos resulta muy fácil a cualquiera de nosotros, porque ¿quién no ha sentido que su pareja está diferente? o ¿quién no se dejó seducir alguna vez por un desconocido??...por ejemplo


    Pero luego está la Empatía, que consiste en ponerse en la piel de la otra persona y sentir lo que el otro y entenderlo. Y por lo que veo eso resulta más difícil.

    Yo creo que por ahora la historia pretende narrar como alguien ((en este caso un hombre))se ve inundado por sentimientos intensos que marcan una variable en lo que hasta ese momento había sido la realidad del personaje. Y esa variable repercute en la vida de quienes le rodean, en este caso Inés. Igual que una piedra que cae en un estaque y va prodcuiendo ondas que se expanden y lo alteran todo.

    Que conste... que esto lo digo para apuntar un pequeño detalle que me parecía que se estaba pasando por alto.

    Un abrazo, Miguelíko!

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  12. @PETRA:

    Coincido en lo que respecta a lo que opinás sobre lector y escritor. Totalmente.

    Mirando al personaje, analizando por un segundo lo que el relato dice y deja ver yo diría que la valentía no es para todos igual, como todas las acciones que un individuo lleva a cabo en su vida. El amor no es para todos iguales, el odio, o la ira, o la bronca misma. Es muy de adentro, corre por el ADN, ¿no te parece?.
    A veces me han dicho "Miguel, ¡no todos piensan como Miguel!" y finalmente lo he aprendido. Creo que no todo el mundo actúa como uno quisiera, más bien actúa como su interior le dicta y como justo en ese momento de su vida lo considera.

    Si tengo que decirte que pienso cuando leo este relato hasta este capítulo te diría que veo a un tipo sorprendido y apabullado por alguien que entró a su vida y movilizó su estantería sentimental. Un tipo que aún viviendo eso y haberse brindado a ir un paso más, al tener sexo, sabe que ese paso está mal dado y que aunque llenó parte del pozo aún falta tierra y tal vez esa tierra suficiente la tiene su esposa. Claro, eso veo yo.

    Tal vez para algunas personas la fidelidad sea una elección, considero que es así como decís, pero para otras, como yo, la fidelidad es un pilar de mi personalidad y mi propia personalidad lo es todo, sin eso no existo, sin eso dejo de ser yo.

    Y yo valgo.

    Saludos.



    @SO:

    Lectora analítica. ¿Cómo anda España? =)

    ¿Qué puedo agregar a tú comentario?... poco y nada, si es así, así mismo lo veo yo.

    La imagen visual de la piedra que cae en el estanque lo dice todo. Sin embargo te diré que no me gustaría ser Juan Manuel, al contrario, si sintiera algo así iría con Inés, la miraría a los ojos y le diría, "no va más".

    Gracias por tú aporte.

    ¿Migueliko? ¡ja! nunca me llamaron así.

    Saludos.

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  13. Hola literato,

    Vos decis..

    Si tengo que decirte que pienso cuando leo este relato hasta este capítulo te diría que veo a un tipo sorprendido y apabullado por alguien que entró a su vida y movilizó su estantería sentimental.


    y yo te digo, ay!! pobrecito, esta apabullado el senor y "sorprendido", que vino susuki y decidio invitarlo a dar una vuelta en moto...:)

    mmmm no creo, fijate, que un hombre casado sea tan facil de "sorprender" al menos que quieran que lo A"sorprendan" poruqe Ines ya le ha empezado a aburrir.

    Una simple opinion. Y me encanta el cuento.

    Saludos


    PEtra


    pd: y tiene razon quien te dijo eso, no todos piensan como uno quiere que la gente piense, eso seguro.

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  14. España anda como el culo... y yo, medio bien.

    Me alegro de que me entiendas!


    Jahajah... Aquí somos mucho de ponerle -ico a casi todo. O a casi todo a lo que le ponemos un poquico de cariño!!

    Saludos!

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  15. =O
    ¡¡¡Esto esta intenso!!!, saben creo que una buena historia genera lo anterior. Opiniones encontradas, todas con la vida personal entremezclada. Entramos y salimos del personaje, a veces a disgusto, otras veces soñando. Pero al final es lo que hace una buena historia y un buen narrador.
    Excelente Miguel

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  16. @PETRA:

    La respuesta a tú planteo es que tal vez esa invitación de Izumi a dar vuelta en moto o a pasear o a compartir una vuelta en la montaña rusa fue justamente el chasquido de dedos que Juan Manuel necesitaba para empezar a movilizar su vida. Cada vida tiene puntos de inflexión que son ininteligibles a otros, ¿no te parece?

    Nunca estuve casado Petra, por opción tampoco nunca lo estaré, pero no creo que los "gatos" sean todos iguales dentro de la misma bolsa, ¿no te parece?

    Gracias y qué bueno que te guste el relato.

    Saludos.


    @SO:

    Claro que te entiendo.

    ¿España anda como el culo?, bueno, no me sorprendo, todo el mundo anda para el culo. Pobre planeta, ahora tiene forma de culo. En fin...

    Me sonó gracioso lo de Migueliko jajaja, raro =)

    Saludos.


    @ALEJANDRA:

    Digamos que sí, que la cosa de a poco tiende a ponerse intensa. Es que son temas complicados, hasta yo mismo no coincido con el personaje. Es que toca puntos duros y de aristas filosas.

    Gracias por los elogios. A veces me pongo "colorau" cuando los leo pero cuando termino de escribir algo y lo releo y me gusta digo en voz alta (solo en mi habitación): ¡bien!, ¡quedó genial!, ¡eso quería!

    Gracias.

    ;)

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  17. Lite, no voy a acotar demasiado sobre la narracion, solo me basta con decir "excelente".
    Pero quiero remarcar algo en particular: Desde el momento cuando el personaje femenino va a buscar el papel y empieza a desnudarse me volo la CABEZA, pero porq me parecio q estan mas q bien expresadas las sensaciones de Juan Manuel... Desde sus deseos de tirarse de rodillas frente a ella y la necesidad imperiosa de acariciarla constantemente. Nada mas agradable q te llenen el cuerpo de caricias... EXQUISITO!!!!
    SIGO LEYENDO!!!

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  18. @GUADA:

    Bueno, bueno, me hace sonreir tú crítica. Creo que si hay algo que resalta en los textos que escribo es eso mismo, el realismo. También juego un poco con lo fantástico y las comparaciones pero me gusta darle realismo y que cuando se lea se sienta como algo posible, tangible que tal vez hasta a tú vecino o vos misma puede haberte pasado.

    Gracias.

    Beso.

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