lunes, 22 de junio de 2009

Susukis (4)



Parte 4.


Al despertar por la mañana el techo blanco de la habitación del hotel se parecía a una sábana arrugada y sucia. Sin moverme contemplé aquella habitación. Hacía frío y me encontraba aún más frío sintiendo la soledad que poco a poco en la madrugada se había colado dentro de mí. Esa mañana fui a trabajar a la empresa como si en mi vida personal nada anormal hubiera pasado. Las horas transcurrieron lentas y pegajosas mientras mi cerebro se parecía a una esponja hinchada de tanto pensar y presionarse. Decidí volver al mismo bar donde había conocido a Izumi aquel día. Me volví a sentar en la misma mesa, junto al vidrio. No había casi nadie en el local. Tomé un café, luego otro. Una mujer negra con un cartel de Greenpeace se movía de esquina a esquina en señal de alguna protesta. Unos pequeños copos de nieve comenzaron a caer. Algunos quedaban sujetos al vidrio y se disolvían a la vista en el instante, otros se posaban delicadamente en todos los objetos y cosas que encontraban en la intemperie de la calle. Los copos me hicieron recordar las hojas de los árboles de papel de los cuales Izumi me habló aquel día en el mismo bar. Sonreí, luego me entristecí. En tan poco tiempo mi vida había dado tantos vuelcos que yo no me reconocía a mí mismo. Pensé por un instante que mi verdadero yo interior había tomado completo control de mi cuerpo y se había materializado. Esa sensación me horrorizaba, pero después de todo no era algo tan loco de pensar. Mi vida parecía una verdadera comedia, un humor negro la recorría, una tragedia griega le quedaba algo corta de mangas. Un par de jóvenes entraron al bar y colocaron una moneda en la máquina de música. Una canción de U2 impregnó el lugar. Me dejé llevar por el sonido, la voz de Bono, y la soledad del lugar. Arrollé bolitas de papel con las servilletas mientras seguía mirando el ir y venir de la mujer negra por la vereda de enfrente. El cartel de Greenpeace hablaba de parar, de basta ya, de cambiar el rumbo. Órdenes. Mandatos. Correcciones. Eso necesitaba yo. Eso necesitaba mi vida. Tal vez aquella mujer también portaba un mensaje para mí, uno nunca sabe como la vida puede expresarse ni de qué manera.

Los días pasaron sin nada que alterara su tranquilo curso. En la empresa todo seguía tranquilo. De vez en cuando algún que otro cimbronazo pero nada de otro mundo. Entonces me dediqué a meditar. Una tarde cuando todo el mundo abandonó la sección me acomodé en mi sillón junto al enorme ventanal. Abrí el portafolio y saqué la carta de Izumi, la misma carta que Inés me había entregado y había leído a vuelo de pájaro. Atardecía, estaba nublado y frío. Con las últimas luces solares releí la carta palabra por palabra. Busqué mensajes ocultos, busqué alguna señal que me delatara el paradero de Izumi o algún indicio de lo que ella realmente sentía y me quería expresar en aquellas pocas frases, pero no encontré nada. Por un instante me imaginé a Izumi escribiéndola de madrugada a la luz de una lámpara en la soledad de su casa. Palpé la viscosidad de su dolor, el calor de sus pensamientos y logré saborear apenas la amargura de su tristeza y un dejo de amor imposible. Por primera vez, aunque sea en pensamientos, había logrado salir de mí mismo y me había compenetrado en una imagen volátil de Izumi. Recliné el sillón y poniendo la carta sobre mi pecho perdí mi mirada en el cielo gris pintarrajeado de anaranjado. Mis pensamientos se elevaron hasta ese cielo increíble y me quedé ahí, suspendido, extraído de mi propia consciencia. Al bajar, al regresar a mi cuerpo material, observé la foto de Inés y las niñas que aún se encontraba en un portarretratos sobre mi escritorio. Parpadeé un par de veces y sentí como un puñado de lágrimas comenzaron a caer por mis pómulos. Se sentían heladas, dañinas. Inmediatamente me las sequé. No di tiempo a nada, mucho menos a expresar el dolor interno. Aún la ambigüedad flotaba dentro de mí, aún no podía sacarme a Izumi de la cabeza y eso suponía una profunda traición hacia el amor de Inés, si aún existía amor en ella hacia mí, claro estaba.

Fue entonces que recordé una tarde de playa cuando era adolescente. Esa imagen se posó rápidamente en mí tal como si quisiera mostrarme que aquello que había sentido volvía a repetirse. Era verano y yo había salido a caminar por la playa con mi novia de aquel entonces. Caminábamos de la mano sin reparar en nada. La tarde estaba tormentosa y el cielo se mostraba amenazante. Tan amenazante que en un momento titubeamos de ir. En mitad del camino se largó una intensa lluvia y el oleaje comenzó a moverse bruscamente. Corrimos para lograr guarecernos. Sin embargo una ola se levantó delante de nosotros y amenazó con taparnos y robarnos de la playa. La ola era enorme, casi gigantesca.
Corrimos.
La ola pasó por encima nuestro como una sombra omnipotente con una ambiciosa voracidad. Fue la primera vez en mi vida que tuve miedo y la sensación de morir. Esa nueva sensación que recorrió el interior de mi cuerpo dotó de información a mi interior. Le explicó el sabor de la muerte, las consecuencias del miedo, las consecuencias de nuestros actos. Al caer contra la playa la ola nos castigó duro. Nos esparció a ambos unos cuantos metros tierra adentro. Nos repusimos a los pocos días de las magulladuras y los dolores, sin embargo no volvimos a ser los mismos. Invisiblemente aquella ola nos había abofeteado de tal manera que nuestros interiores cambiaron. Al poco tiempo me separé de aquella novia, pero cada vez que nos volvíamos a cruzar en la vida recordábamos la ola y lo que sentimos en aquel instante.


Al año de estar separados Inés empezó a salir con otro hombre. Un arquitecto recibido en la universidad local. Enterarme de aquella noticia me tomó desprevenido y provocó una herida de machismo dentro de mí. No había sutura posible pero tampoco yo era quién para reprocharle a Inés y mucho menos truncarle su felicidad. A los seis meses de salir con aquel hombre me pidió el divorcio. Nos divorciamos una mañana de junio mientras las golondrinas retornaban a la ciudad. Al salir del juzgado nos despedimos con un beso en la mejilla y nos contemplamos por un instante sin decir palabra alguna. Ni la tibieza del sol nos calentaba el alma. En ese momento, mientras la miraba, pensé cómo las decisiones en una vida escriben nuestro destino. En milésimas de segundos pasaron momentos de felicidad vividos con ella como si fueran polaroids abarrotados en una caja de zapatos. Tuve la intención de tomarlas con mis manos y guardarlas en el bolsillo pero fue solo un impulso pues todo flotaba en mi imaginación. Por un momento sentí la misma sensación de aquella ola sobre mí. El miedo, el desasosiego y la invasión de una tristeza aplastante recorriéndome por completo el cuerpo. Se marchó con él. Se la veía feliz. Coloqué la carpeta con los papeles del divorcio debajo de mi brazo y me eché a caminar sin rumbo. Ahora el frío se me colaba por los huesos, entraba por mi nariz, recorría mis pulmones, los abrasaba y helaba mi corazón.

Al tiempo del divorcio recibí una encomienda por correo. Fue una mañana soleada. Llevé la caja a la cocina mientras tomaba un café. Mientras rompía los hilos que la envolvían sentí una leve sensación inquietante. Abrí la caja. Dentro estaban las fotografías de mis hijas y de mi vida con Inés. Me tiré sobre el sofá a repasarlas una por una. Sin poder medirlo, mis manos temblaban. Afuera de a poco el cielo comenzaba a nublarse. La luz amarillenta del sol pasó a ser una luz blanca filtrada a través de nubarrones semi grises. Todo alrededor comenzó a matizarse de una manera distinta y un sinsabor de a poco fue apoderándose de mí. Mis niñas naciendo, corriendo, jugueteando. Mis niñas en época de vacaciones, en sus primeros pasos de vida, mis niñas con sus primeros uniformes escolares. Inés y yo en el día de nuestro casamiento. Nuestra luna de miel. Nuestras fotografías de reuniones con amigos. Nuestras fotografías desnudos en una cama. Todo ahora era mío. Sólo mío. El tiempo feliz ahora estaba atrapado en aquellos papeles. Irremediablemente ya nada podía cambiar. Un día, tras conocer a una mujer, eché ciertos dados al viento y ellos decidieron mi suerte y con ellos yo mismo mi destino. Con el pasar del tiempo había ido logrando darle forma a un entendimiento razonable sobre mis actos, había intentado esculpir mi culpa en todo aquel asunto y en qué lugar de mi vida encajaba cada personaje al cual yo había agraciado o perjudicado. Sin embargo, ninguna conclusión me llenó, y muchos menos me hacían feliz.

Acomodé las fotografías por orden cronológico dentro de la caja y con ella apoyada en mi vientre perdí mi mirada por el ventanal observando como el cielo se convertía en una nebulosa grisácea sin forma. Las yemas de mis dedos me hablaban de la aspereza de los bordes de la caja y de la suavidad de los lomos de las fotografías. Hipnotizado en aquellos pensamientos el sonido del teléfono con una llamada entrante me rescató.

- Hable… -dije con una voz lastimosa.
- Hola…
- ¿Sí, quién habla? – pregunté sin siquiera pensar.
- Yo, Izumi.

La imagen de susukis meciéndose bajo aquel cielo gris se dibujó en mi mente.

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SIA, "Breathe Me", del albúm "Colour The Small One"

21 comentarios:

  1. MAGY (http://www.soy-verbo.blogspot.com/) DIJO:

    "cómo las decisiones en una vida escriben nuestro destino"

    ...y muchas veces estas desiciones impulsadas por actos erróneos.

    No sé porque conforme avanza esta historia llego a sentir cierta repulsión por este hombre, pero al tiempo logro comprender que sea como sea él es consciente del daño que ha causado y de todo lo que ha perdido; es reencarnar lo vivido...

    Gracias por tus textos realmente logro leer entre líneas o tan sólo revivir esperaré la siguiente parte...

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  2. @MAGY:

    Lo que el personaje vive es una especie de calvario. La salida a su monotonía de la mano de una mujer extraña quebró su vida y forzó un camino de destino durante el cuál hirió y dañó a muchas personas. Como suele suceder.

    Los motivos, los medios, no tienen importancia, los arranques y el fin son la cuestión.

    Gracias por tú feedback.

    Beso.

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  3. @@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@

    A LOS LECTORES...


    @@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@

    Quiero agradecerles los comentarios que me llegan por MSN o por correo electrónico sobre lo que piensan y las sensaciones que les producen los textos de éste blog. Realmente me pone muy feliz ese feedback de ustedes.

    Simplemente, gracias.

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  4. Ohhhhhhhh llamó, llamó...
    Desde el inicio esta 4ta parte me atrapó con la descripción del techo.
    Bien Miguelito, bien.

    Que bueno que te estés leyendo el Diario de Ana Frank, es buenísimo, yo me lo leí hace unos años y me dejó impactada.

    Un fuerte abrazo amigo, cuidate, besos.

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  5. Literato, sos muy bueno escribiendo. Se siente a través de tus palabras.
    Lamentablemente a veces no tengo tanto tiempo para seguir las historias, pero como ahora, entro leo y aunque empezado, me deleita la construcción de tu texto, la estructura sólida con la que escribís.
    Te felicito y admiro.

    MAGAH

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  6. a ver, un poco porque me quedé pensando en eso de los detalles, otro poco porque leí esta parte y fue la que más me gustó. Los personajes de este cuento no me venían atrapando como otros (los del anterior por ejemplo), y no terminaba de entender porque. Ahora que creo que ya voy cerrando la idea, te lo cuento. Si bien el texto está deliciosamente escrito, y con todo eso que hablábamos, tan visual, creo que los personajes eran tan reconocibles en cada uno de nosotros que por eso se escapaban. Porque todos de algún modo, transitamos una historia parecida o la vimos de cerca, la mujer engañada, la despechada, la bocanada de aire que es una aventura dentro de una relación sombría. Izumi es exótica, pero todo parece fantástico cuando no nos pertenece. Es tan fácil identificarse que pueden ser cualquiera de nosotros, creo que es la singularidad donde los personajes se enriquecen y donde nos vemos realmente identificados... En los detalles. En este párrafo, el protagonista se muestra más complejo, más único... Por eso, me gustó mucho...
    Uff, que largo el coment. Lejos de una crítica, obvio, sólo un poco de feedback
    beso

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  7. seguimos todos expectantes =O
    la verdad que tus textos tienen algo q atrapan y te obligan a seguirlos hasta el final.
    FELICITACIONES!
    un beso

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  8. @NATALIA:

    Llamó, sí, al final de ésta parte llamó. A veces las cosas pasan en el momento adecuado parece. ¿Será el momento?, no sé. La verdad no lo sé.

    Leo varias cosas a la vez siempre. Acá en el blog intento poner un simbolismo de lo que me atrapó en lectura en el último tiempo. Veremos que pasa con éste de Anna Frank.

    Gracias, cuidate vos también. Beso.

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  9. @MAGAH:

    Gracias por el cumplido.
    Decidí hace un tiempo darle cuerpo a los escritos, hacer que los personajes tomen vida de otra manera y no tan escueta como el espacio de vida que le brinda un único post. Siento así que la historia tiene un verdadero comienzo y un final y entre ellos conforman un relato que se transforma en cuento.

    Saluditos.

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  10. @DEVEZ:

    Los personajes de este relato seguramente tienen un alto porcentaje de cualquiera que lo lee.
    En eso no se equivoca tú ojo crítico.
    Cuando me siento a escribirla siento a Izumi una de esas mujeres que saben que no tienen chances y por eso dio un paso al costado desapareciendo. Ese olfato se lo suele tener, y hay quienes no se bancan ser segundos. A otros les va bien.

    El personaje principal hace muchas introspecciones, sí.

    Los comentarios largos también son buenos e interesantes señorita =)
    Gracias.

    Beso.

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  11. @SABRINA:

    Es un placer que lean lo que escribo, ¿qué te puedo decir?, además de encantarme me hace sonreír y pienso que el lector siento lo mismo que yo cuando leo un buen capítulo de un libro. Me gusta, no lo voy a ocultar.

    Gracias.

    Beso.

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  12. Literato, necesito leer con calma tus letras divididas en partes... regreso mañana.

    Un abrazo mexicano, Monique.

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  13. Hola
    Sabes? Termine de leer los dos ultimos capitulos y sinceramente este tipo no merece ni a Ines ni a Izumi.....salio de su casa sin siquiera hacer lal ucha por tan solo explicarle a su mujer lo que paso, acepto el que ella lo echara sin ninguna lucha, lo cual me hace pensar que ni su matrimonio, ni sus hijas, mucho menos Ines le importaban en ese momento.....luego en este capitulo....arggggg, estoy enojada con Juan Manuel,como puede siquiera opinar acerca de lo que Ines hace con su vida si no fue capaz de luchar?? Es un tipo debil, muy muy debil...o tal vez sea yo muy exigente no se; sea lo que sea la historia me ha envuelto y solo espero que Juan Manuel salga de ese limbo y luche por lo menos por su integridad...

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  14. @MONIQUE:

    Querida Monique, ¡qué placer tenerte otra vez por mi blog!. Realmente admiro tú crítica literaria en tú blog y lo bien que la realizás. Me encanta. Siempre digo que si tuviera yo que criticar un libro no sabría cómo hacerlo, más allá que lo haya leído y releído.

    Pasá cuando quieras, leé tranquila. Mis letras están divididas porque el espacio así lo pide. Poner el relato terminado sería extenso. En el procesador de textos tiene más de veinte páginas, es largo. Así que lo trato de amoldar al blog cómo puedo.

    Beso.

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  15. @NANCYQ:

    Hola chica californiana. Me da gusto que pases por aquí.

    No te das una idea cómo levanta revuelo esta historia. La tengo toda escrita pero la voy subiendo cada tantos días. Como la subo de a partes las opiniones se concentran mucho más poderosas y con mucho más crítica. Me gusta, es algo que vengo observando.

    Por ejemplo vos al ver al personaje masculino débil tenés un punto de vista que tal vez otras lectoras o yo mismo al leer el relato no le veo. Para mí Juan Manuel tiene un terrible lío en su interior y que por dejarse llevar una vez en la vida por algo cometió errores que jamás midió el poder expansivo de sus consecuencias.
    Lo maravilloso de un texto es eso mismo, que el que lee llegue a cierta conclusión distinta del que lo lee al lado. Es como los finales abiertos, ¿viste?

    Gracias por tú crítica constructiva, amiga. Me encanta, me encanta que pases por acá.

    Beso.

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  16. @@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@

    Día soleado y frío en el centro de Argentina. Hoy hubo temperaturas bajo cero en todo el país y en la patagonia nevó y mucho. Veía por televisión a un hombre sacando su automóvil de la cochera con casi un metro de nieve y dije "arggggg" que frioooo.

    Hoy tengo uno de esos días que sonrío por solo sonreir. A pesar de que aún hay gente que se olvida de sonreir y tan solo se preocupa por ver la mirada triste o la ira o la sonrisa falsa en el otro yo sigo sonriendo.

    Hoy me hice una pregunta mientras leía un texto, ¿porqué siempre miramos los defectos de los demás y cuando miramos los nuestros no vemos ninguno?. No tiro la primera piedra, no sé si podría tirar la última, pero la gente que hace eso a ésta altura de mi vida me da... a ver... ¿lástima?

    Buen día a todos.

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  17. ¡¡¡Hola!!!

    Por fin me toco leer la 4 parte con calma y sin perderle pista...
    Vaya giro que dio la historia, un año ya de separación, de asumir las consecuencias de los actos. Wowww Es increible como la vida nos puede cambiar de un momento a otro y a veces sin siquiera percatarnos de la acción desencadenante.
    Me parece casi mágica la forma en que Izumi se presenta. Lo describiste perfecto con la ola, puffff casi retrocedo unos metros de la pantalla. Siempre le he tenido mis respetos al mar y a su inmensidad y con tu descripción jajaja casi salgo corriendo.
    Por fin hablo.... ¿como consiguio el número? Misterioooo, así como ella. ¿que pretenderá? Ahhh misterio....
    Esperemos la próxima entrega.
    ¿Sabes? Me gustaría que el personaje se diera cuenta que en él, esta en tomar las decisiones de su vida, como que siento que los demás lo van guiando o mejor dicho empujando.
    Besito.

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  18. Ahhh me olvidaba.
    Y si se trata de sonreir.
    ¡¡¡Hagamozlo!!!
    =)
    =)

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  19. No había comentado esta historia...
    Me ha gustado mucho esto de hacer historias con más "cuerpo" o desarrollo que las que duran solamente un post.
    Que dividas la historia y no decidas postearla entera se agradece enormemente...por el factor "tiempo" e incluso a veces por el tedio de leer en el computador algo tan extenso.
    De esta manera (por partes o capítulos) la historia a mi parecer se procesa de mejor manera, se pueden hacer más dobles lecturas o conclusiones personales.

    Me ha gustado esto...
    Es una historia que la veo tan real, personajes dentro de situaciones completamente palpables y cercanas.
    Siento un aura de tedio tan grande alrededor de Juan Manuel...que llego en algún punto a identificar, por el letargo que a veces dejamos nos envuelva, o que sin darnos cuenta termina por envolvernos.
    De algún modo Izumi ha sido quien ha llegado a remecer todo eso.Pone a prueba todo lo que tenía estructurado en su vida y lo da vuelta.
    Si bien no ha salido de la mejor manera, creo que es mejor ese cambio a primera vista y en primera instancia "perjudicial" que una monotonía asfixiante como la que vivía nuestro personaje principal hasta ese momento.

    Un placer como siempre leer sus palabras estimado. Esperando la pronta continuación de esto me despido.
    Saludos y nos estamos leyendo.
    =)

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  20. @ALE:

    Eso que el personaje de Izumi te parece mágico a mí me parece algo similar. En mi vida personal hasta hace poco sentí que alguien tuvo magia conmigo e increíblemente entró y salió de mi vida haciéndome tanto bien que ni ella creo que tiene idea. Hay personas que verdaderamente tienen magia, sí. Otras la emulan, pero no la tienen, se creen tenerla.

    Jajaja a mí me pasa lo mismo cuando leo una novela y quiero que el personaje haga lo que yo pienso jajaja... veremos ;)

    Gracias por siempre estar Ale. Gracias, en serio.

    Sigo sonriendo hoy, y con mi padre mientras trabajamos nos reímos constantemente. Miro a mi viejo a los ojos y sueño con llegar a ser algún día el 1% de lo que es él para mí... snif snif :)

    Beso.

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  21. @VALERIA:

    Sí, es una decisión que venía amasando cuando decidí crear este blog. QUe quien entrara al blog y se hiciera asiduo y lector de él pudiera empaparse de historias con personajes casi reales y no tan mágicos, aunque la magia está oculta casi siempre en la realidad.

    Izumi presionó el botón de "ON" en la vida de JUan Manuel.

    Me ha encantado tú crítica. Las críticas que construyen y hablan de los personajes y de la trama me resultan valederas y totalmente positivas. A mí se me puede criticar, me pueden acusar con el dedo de que escribo así o asá, pero en definitiva es mi estilo y soy fiel a él. Trato de pulir puntas, de lustrar frases o párrafos, pero en definitiva dejo salir lo que mi pensamiento les muestra a mis dedos.

    Quiérase o no, quedan historias escritas y sé que a muchos les gustan, tal como a vos también te gustan.

    GRacias por pasar y saludos hasta tú Chile.

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