lunes, 27 de abril de 2009

naranjas de abril





1.



Cada abril viajaba al noroeste de mi país a la cosecha de naranjas. Por lo general éramos tres hombres solitarios, mi abuelo, mi padre y yo, que dentro de una vieja camioneta Ford modelo 1963 y sin ningún otro plan en mente tomaban el rumbo de las provincias de Salta o Jujuy en busca de un empleo que sabían realizar. Mi abuelo se lo había enseñado a mi padre y éste a mí. De generación en generación, como suele decirse. Fue en abril de 1980 que arribamos a un campo situado en la provincia de Jujuy que era de propiedad de la señorita Josefa Torres. Tras hacer negocio con ella mi padre dio la orden a mi abuelo y a mí a bajar las pertenencias y empezar con nuestras tareas. El trato estaba hecho, ya teníamos nuevamente trabajo. Por aquel entonces yo tenía veinte años y todo lo que vivía me parecía estar relacionado solo con mi padre y con mi abuelo, nada más llenaba mi vida y no tenía un mundo propio de manera definida. Así vivía mi propia vida.

En aquel abril la cosecha fue buena. Trabajábamos de sol a sol y todo nos salía a las mil maravillas. La señorita Josefa Torres era una mujer amable, cordial y sumamente bella. Poseía toda esa belleza de las mujeres lugareñas, piel trigueña y rostro luminoso, destacando a la perfección los rasgos bien nativos. A mí me gustaba mucho charlar con ella por las noches, y de a poco comencé a notar que a ella le pasaba lo mismo. Mientras mi padre y mi abuelo fumaban cigarrillos armados en el patio del casco de la estancia ella y yo charlábamos de libros, cosas de la vida o anécdotas de su propia vida. Era soltera, debía tener unos treinta y cinco años y emanaba cierta melancolía y tristeza en determinados momentos. Eso me atrapaba.

Por las noches salíamos a caminar por entre los naranjos y charlábamos largo rato bajo la luz de la luna. Me sentía feliz de haber conocido a aquella mujer. De a poco, con ese paso inteligente y paciente del tiempo, nuestra relación fue haciéndose más y más profunda. Tal vez mi abuelo y mi padre se habían percatado de ello, no lo sé, pero nunca me dieron a entender nada ni me dijeron palabra alguna por ello. Mi relación con Josefa se fue ahondando tanto que antes de finalizada la cosecha ambos sabíamos que existía algo más que amistad en nuestra relación. Sin embargo ninguno de los dos se atrevía a más.

La última noche de abril me acosté con Josefa. No sé si fue algo correcto, pero pasó. El deseo y las ganas fueron más que el pensamiento. No era la primera mujer de mi vida, ni yo tampoco fui el primer hombre en la suya, sin embargo ambos nos sentimos especiales el uno para el otro. Aquella noche ella estaba mucho más nerviosa que yo. La desnudé con delicadeza y rodeé sus pechos con mis manos durante un largo rato. De a poco dejó de temblar. Me besó muy suavemente y poco a poco nos fuimos animando a más. Afuera la luna se había ocultado tras unos nubarrones oscuros y los naranjos habían dejado de brillar bajo su efecto. La penetré y nos movimos acompasados durante un breve rato. Al llegar al orgasmo ella dejó salir un gemido melancólico y casi desgarrador. Fue el orgasmo más triste que había sentido jamás en mi corta vida. Sentí que afuera se había levantado un viento fuerte y se percibía un profundo olor a tierra mojada. Lluvia, agua para limpiar al mundo de pecados y momentos.

Apenas terminamos nos quedamos recostados uno al lado del otro sin decir palabra. De repente ella echó a llorar e inmediatamente se hizo un ovillo entre las sábanas. Crucé una sábana sobre ella y la sentí más frágil que yo. Acomodé su pelo lacio detrás de su oreja y acaricié su cabellera hasta que las lágrimas dejaron de emanarle y sus ojos se cerraron en un sueño profundo. En la estancia todos dormían, incluidos mi padre y mi abuelo. Esa noche sentí que Josefa traía mochilas pesadas sobre sus hombros débiles y flacos. Sentí pena por ella y pena por mí. Siendo ambos dos buenas personas algo se interponía entre nuestra felicidad verdadera. Imaginé a otras personas en otros lados del mundo con noches similares a la nuestra pasando por momentos similares. Por primera vez sentí que el amor y el deseo no siempre traen cosas lindas bajo el brazo. Sin tener sueño y viendo como ella dormía profundamente prendí un cigarrillo y me quedé contemplando la última lluvia de abril que caía del otro lado de la ventana bañando los naranjos.

24 comentarios:

  1. Muy bello relato!
    Pude sentir esa melancolía en Josefa, el aroma a naranjas y a tierra mojada...

    un beso

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  2. Nas!!

    Ahh, son de mis aromas favoritos, naranjas y tierra mojada ^^ El solo imaginarlo me relaja xD

    Estupendo relato, muy triste, pero bueno. ¿Sabes? es de los pocos relatos con los que por más que lo intenté no pude identificarme o "conectarme" con los personajes.

    Quizá porque fué algo corto y no me dió tiempo de encariñarme con ellos.

    En fin, No recordaba el nombre de la película que te comenté en tu post del El Inmortal, pero ya lo busqué ^^ Es "Into the Wild", si tienes la oprtunidad de verla, te aseguro que no te vas a arrepentir.

    Nos estamos leyendo, hasta entonces...

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  3. Nochestrellada, me alegro te haya gustado esta primera parte. La dividí en tres o cuatro, aún no sé bien, pero bueno... de a poquito, como las naranjas =)

    Saludos.

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  4. Kyara, ya te vas a encariñar, es la primera entrega de tres o cuatro, aún no sé en cuanto las dividiré. Lo que pasa que no puedo ponerlo todo junto porque queda demasiado largo y tedioso para leerlo en un blog.

    Saludos.

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  5. Ya le puse rostro a los personajes, y acomodé su historia a mí imaginación. Intenté imaginar por qué ella se pone a llorar y cómo amaneció la mañana tras la humedad de la noche entre los naranjos...

    Pero ahora que he leído por aquí que vas a continuar con la historia, he borrado toda imaginación de mi mente. Prefiero sorprenderme.

    Esperaré al próximo.

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  6. Literato... leí el título y de inmediato se me hizo la boca agua... naranjaaaasssss ahhhh que delicia...
    Me las imaginé...

    Más adelanté olí el aroma de la tierra cuando empieza a mojarse por la lluvia ahhhhhhhhhh... es uno de los placeres de la vidaaa ahhhh que ricooooo... y ahí me quedé en abril comiéndome una naranja deliciosa bajo la lluvia... je je je

    Un abrazo, buen relato.

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  7. Me ha gustado. Creo que da para más entregas. Bien hallado. Saludos.

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  8. SO, me sonreí cuando imaginaste a los personajes y luego cuando leí que imaginaste porqué ella llora. Alguien que leyó este texto en mi computadora me hizo esa pregunta, "decime, ¿porqué llora la mujer?" jajaja y es que eso precisamente fue lo que dejé abierto, al azar, porque puede ser por muchos motivos, tal vez por la gran diferencia de edad y sentirse atrapada por alguien menor, por un gran desamor, por tabúes internos, por soledad y de repente verse rodeada del afecto de un joven, o por mil motivos más.

    La historia sigue, sí. He escrito unos tres capítulos más. He tomado la decisión de que las entradas del blog no sean historias tan cortas porque no se alcanza a desarrollar una verdadera historia tal como yo escribo la prosa y la narración.

    Así que esperá pacientemente el próximo.

    Gracias por siempre pasar, comentar y estar atenta a los relatos.

    Saludos.

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  9. Natalia, sin lugar a dudas que hayas percibido todo eso en un texto mío me hace sentir súmamente regocijado porque es meta primaria de un escritor que el lector se pueda trasladar en su imaginación y que palpe lo que él quizo hacerle sentir.

    Naranjas, olor a tierra mojada, lluvia, sentimientos, todo junto en un racimo para los sentidos de quien lee.

    Saludos y gracias por siempre pasar.

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  10. ignatiusmismo, bienvenido a mi blog. Un placer tenerte por aquí. Cuando quieras pasá y disfrutá de los textos que subo, son para eso.
    He pasado por tú casa, noté que te gusta escribir, ya te leeré con tiempo.

    Saludos.

    p.d. Habrá más entregas, sí... es una historia desarticulada en capítulos.

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  11. Me encanta la música de Coldplay, esta especialmente...

    Te dejé un premio en mi blog, puedes pasar a recogerlo cuando lo desees.

    Besos

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  12. Pitufina sé que compartimos a un alto nivel nuestros gustos musicales desde hace tiempo, me pone una gran sonrisa ese hecho.

    Gracias por el premio que me has dado en tú blog. Un placer. Y gracias por sentir que mis textos te hacen vivir esas cosas lindas que decís.

    Saludos.

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  13. Pero pasó, y mientras ella llegaba al orgasmo lo demás no existía; ni los naranjos, ni los cigarrillos..Ni tierra mojada.

    Cuando llegó todo se desvanecía, pues ella no quería despedirse nunca...Era el hombre más especial de su vida, porque no sólo compartió cama, sino charlas.

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  14. Fractured hand, mientras leía tú comentario pensaba en cómo habías analizado el texto. Sentí que te identificaste con el personaje de Josefa, sí, eso mismo sentí, no sé si fue así pero así lo percibí.

    Mientras ella llegaba al orgasmo, algo que claramente deseaba, nada existía, así es, tan solo él y el resto era solo una escenografía que podía cambiarse.

    Sí, a pesar de la corta edad del muchacho hizo lo anhelado por ella y por muchas mujeres: compartir cama y charla, y todo siendo el hombre especial para ella.

    Tú blog es muy bueno también, me ha gustado pasar por allí.

    Saludos.

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  15. Jo... ahora que he leído sus letras (algunas sólamente y de momento) ya entiendo de dónde viene lo de "literato"... Muy buenos textos, sí señor. Un besito admirador. Y mil gracias por sus visitas a mi cabaaretito.

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  16. El "Jo" me gustó, apenas lo leí en tú comentario me hizo recordar Haulden Caulfield del Guardián entre el Centeno, de Salinger.

    Tú blog es muy bueno, por eso me suscribí como seguidor, o admirador como le llamas tú.

    Me alegro que mis textos te gusten.
    Sos bienvenida a este blog. Pasá cuando quieras.

    Saludos.

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  17. Ho!!
    Hermoso..
    Me has llenado con esta historia..Hasta a mi me dio pena la pobre josefa.. que tristeza llenara su alma.. me quedo con la intriga desolada de sus pensamientos volando entre sus naranjos.
    Que estes bien.
    Te dejo abrazos

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  18. Sí, la historia llenará, lo presiento, Pierina. A mí me ha gustado escribirla. Ya he escrito la segunda parte y la tercera a medias. Haré tres entregas que en realidad cuentan una única historia, la de una historia de amor entre las naranjas de abril.

    Hay cabos sueltos, a propósito, tal como la pena de Josefa que quedan librados al lector.

    Gracias por comentar.

    Saludos.

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  19. Triste, triste, mi estimado Literato.

    ¿ Por qué plantamos tantas exigencias en el amor ?, ¿ Acaso la diferencia de edad ya prohibía desde el inicio una relación amorosa libre ? ¿ Cómo una mujer dice " te amo " y no escucha la correspondiente frase recíproca ?
    No sé a quién dolió más, pero apunto que a esa mujer de treinta y cinco años.

    El relato, muy bueno. Lo triste se puede hacer bello con la palabra.

    Un abrazo

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  20. yo creo q si el personaje si hubiera llamada de otra manera seguiria siendo josefa y si el personaje no se hubiera ido tal vez no seria historia. saludos. excelente cuento

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  21. Morgenrot:

    No me preguntes porque en mis escritos suele haber más tristezas que felicidad. En una reunión de gente conocida en diciembre del año pasado una chica me dijo "vi tú blog, escribís bárbaro, ¡pero muuuuy triste! y entonces no te leo más" jajajaja, yo me quedé atónito pero la entendí. Me he preguntado el porqué y creo que es porque es lo que miro y me compenetro más en la vida real. La tristeza de las personas es lo que más miro y donde más me amigo con ellas, creo que por ahí viene.

    Con respecto al relato y la diferencia de edad es algo que últimamente está de moda. Mujeres mayores que sus parejas por varios años es hoy algo común de ver. Pero eso puede traer consecuencias y pueden hacerse visibles también.

    Gracias por tú comentario y me alegro te haya gustado esta primera parte del relato.

    Saludos.

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  22. cosasimpropias:

    Ambas cosas podrían haber pasado y cualquiera que hubiese pasado habría cambiado la historia seguramente.

    Bienvenida a mi blog.

    Gracias por comentar y pasá cuando quieras.

    Saludos.

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  23. Estimado Literato:

    Permiteme una pequeña aportación más, y es que no sólo entiendo tu tendencia a lo triste, es que el hecho de vivir ya produce un tremendo dolor, aunque lo endulcemos con miel.

    Un abrazo fuerte

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  24. Morgenrot:

    Creo que nuestra existencia actual con todo lo que nos pasa como humano tiene mucho que ver con la tristeza. Hay un dicho que reza que la felicidad son ráfagas y por eso hay que saber vivirlas y creo plenamente que es así.

    Gracias por tús comentarios objetivos.

    Saludos.

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