La pobre infeliz comenzó doblando pequeños papelitos y ensobrándolos en sobres de menos de un peso de costo. Escribía citas de amor, citas de esperanza, y ese tipo de cosas que solo arrancan suspiros a quienes tienen la vista puesta en el mismo plano. Las misivas cada vez eran más inteligentes, más cargadas de sentimientos. Usaba una estilográfica con ribetes de oro que un novio cincuentón y adinerado supo regalarle cierta noche que quedó satisfecho.
No se daba por vencida. Algo le decía, muy en su interior, que encontraría a ese alguien que la viera más allá de sus carnes. Por esos días se enteró del correo electrónico pero le tuvo desconfianza, entonces se aferró más a la correspondencia clásica. Sacaba nombres de guías de teléfono, de publicidades, de los diarios y hasta de las revistas de moda. También se llegó hasta el río y metió dentro de botellas de vino vacías los mismos papelitos ¿Quién sabía si el amor de su vida no fuera un pescador o bien un mercante?
Las cartas le eran pocas, entonces decidió usar globos, palomas mensajeras, más botellas en los ríos y mensajes de radioaficionados. Comenzó a sentir que llegaba a todo el mundo, que su geografía ya no se circunscribía a su ciudad, o a sus ríos o a su cielo. No. Iba más allá. Entonces le hizo frente a la tecnología y abrió su primera cuenta de correo electrónico. Le gustaban los dibujitos de la pantalla y a su vez se preguntaba si aquello sería serio. ¡Claro que es serio!, dijo después de un mes de mandar miles de correos electrónicos. Miles de hombres bien dispuestos atestaban su casilla de correo. Algunos con palabras elegantes, otros invocando nuevamente sus carnes. Ella clasificaba a ojo de buen cubero.
Entonces palpó el éxito. Se sintió diosa. Había logrado llegar al planeta entero y cautivó a cientos de hombres galantes. Pensó que su poder mágico en las palabras era el embrujo que hacía bullir a los hombres en el centro de sus corazones. Ya no más estilográfica, no más cartas, no más botellas, no más nada de aquello tan anticuado. Ahora era amor medido en ceros y unos, en frases, en letras, en arrobas. Ya no necesitaría más helio para sus globos o maíz para sus palomas.
Amor de fantasía, éste de la red... pero amor al fin...
ResponderEliminarMe gustaba más cuando escribía de puño y de letra y doblaba los papelitos para ponerlos en botellas, globos y patas de palomas......
Bellísimo relato....!!!
Como siempre...
Felicitaciones...!!
Un beso
@REINA:
ResponderEliminarEs amor al fin, claro, pero de otro modo. No es ni malo ni bueno. Es otro modo. Todos los modos tienen consecuencias y de algún modo las personas se adecuan a ellos. Es inevitable no sufrir por el sentimiento de querer a alguien. Cada persona vive un único universo en el cual se desenvuelve y disfruta. No importa si eso se genera en una fiesta, un cine, una pantalla de computadora, un teléfono celular o el ambiente donde trabaja, después de todo lo que interesa es ese universo que para la persona pasa a ser único.
Saludos, Reina.
No digo que esté mal, ni que esté bien... puede ser maravilloso o puede ser sólo una fantasía... pero es algo... igual, cuando te toca sufrir se sufre en cualquier ámbito...
ResponderEliminarQuizás empiece a escribir papelitos con estilográfica dorada... quién te dice que me vaya mejor...
Me encantó el cuento... es muy dulce imaginarla escribiendo...
Un beso
@REINA:
ResponderEliminarSeguramente te irá bien. Eso no lo dudo pues siempre aparece alguien que modifica la trayectoria de nuestras vidas, ¿no?
Cuando leo un libro me pasa lo mismo de imaginarme a los personajes. Eso habla que te gustó y atrapó la lectura. Me honra. Gracias querida lectora.
Beso.
ADORE LAS IMAGENES QUE ME TRAJO, UNA GRATA SORPRESA LLEGAR HASTA AQUI Y SIGO...
ResponderEliminar@ROSSINA:
ResponderEliminarBienvenida a mi blog.
Me alegro que te sientas a gusto y te guste lo que escribo, después de todo lo que hace feliz a un escritor es también el feedback de sus lectores.
Siga nomás ;)...
Hola Morocho.
ResponderEliminarLeyendo me dio gran añoranza por esas cartas escritas a mano, las que tardan y se esperan con gran ilusion.
Un besote.
Carta, globos, tecnología...¡Es igual!
ResponderEliminarLo verdaderamente importante, es encontar a ese alguien que te haga sentir.
de una manera u otra, todos vamos buscando la felicidad.
Aunque reconozco que echo en falta abrir el buzón y encontar algo más que facturas del banco.
Abrazos mil!!!!
@CECY:
ResponderEliminarHola, morocha, tanto tiempo :)
Hubo un tiempo que yo escribí así y la incertidumbre me carcomía pues la respuesta tardaba mucho en llegar. La verdad que prefiero el hoy, donde todo es más instantáneo. No sé, será que soy un tanto ¿impaciente?
Beso para vos :)
@SILVIA:
ResponderEliminarSí amiga, parece igual pero cada tipo de medio de comunicación creo que se adecua a las distintas personalidad. Así como vos por ahí hechas de menos las cartas escritas (y a otros lectores que comentaron les pasa lo mismo) otros, como yo, nos gusta mas la tecnología moderna. Creo que, como respondí en un comentario anterior, todo depende de la personalidad de cada uno.
Este personaje femenino creo que en su desesperación por encontrar a ese "alguien" hacia de todo pero sin saber bien porqué...
Abrazo ;)