jueves, 7 de mayo de 2009
dispárale a la luna (2)
escrito por
Unknown
2.
En unos meses me había olvidado por completo de aquella chica con la cual soñaba y me enamoré en fantasía. Llegué a sonreírme pensando en cómo había podido estar tan compenetrado en algo tan volátil y efímero. Pues no tenía explicación, tampoco la necesitaba, más bien intenté siempre tapar con otros momentos felices aquella gran desilusión.
Por aquellos días había tomado como rutina participar en un proyecto ad honorem sobre obras clásicas de teatro en los barrios. No percibía dinero alguno pero mi interior se regocijaba con la expresividad que yo adquiría cuando actuaba. Mis compañeros de trabajo se burlaban de mí pues no entendían como un joven panadero podía por las noches ser actor de teatro y a su vez amasar y hornear pan; pero aquello no duró mucho, al poco tiempo se olvidó y las burlas quedaron de lado. Fueron noches interesantes cargadas de alegría y emoción. Éramos un grupo de unas treinta personas que nos movilizábamos en dos viejas camionetas Ford por las distintas vecinales barriales actuando diversas obras de teatro. A la gente le encantaba y eso, a mí particularmente, me ponía la piel de gallina y me llenaba de emoción.
Vivía solo desde hacía muchos años y muchas veces lograba sentir una opresión asfixiante por esa soledad que reinaba en mi vida. Por ese motivo aquel proyecto teatral me sirvió para oxigenarme y recambiar mis maneras de vivir y pensar. Cierto fin de semana actuamos en una villa precaria, a orilla de la vieja estación de tren. Muchas familias humildes vivían hacinadas en aquellos viejos galpones del ferrocarril. Al llegar y ver sus rostros sentí un sin número de sensaciones en cada poro de mi piel y una angustia atroz me recorrió por completo, pero interiormente me decía que no tenía que llorar, que ellos, mi público, no debían verme flaquear, así que clavé firmemente mis uñas en las palmas de mis manos y con éstas apretadas sonreí apenas pisé el escenario. Saludando entre el público me pareció reconocer a una mujer, su rostro me era familiar, hasta que en medio de la actuación cuando volví a mirar me di cuenta que aquella mujer era la chica estudiante del ómnibus, la misma que me había aconsejado dispararle a la luna. Actué con naturalidad pero pensaba que apenas la obra terminara deseaba hablar nuevamente con aquella mujer. Al finalizar mis amigos se fueron y quedé solo yo y las personas de utilería. Fue entonces que la vi parada delante de mí, no hizo falta ir en su búsqueda, ella me había encontrado primero.
- ¡Tanto tiempo!, ¿cómo estás?, ¿te acuerdas de mí? Soy la chica del ómnibus, nos conocimos hace un par de meses cuando ibas tú tan deprimido que te aconsejé dispararle a la luna… ¿recuerdas?, ¿me recuerdas? –dijo muy sonriente.
- Tú cara me parece conocida, y ahora qué me dices lo de la luna, ¡claro que te recuerdo!... acaso ¿cómo olvidar a alguien desconocida que sentada a tú lado en un ómnibus te dice semejante cosa?, ¡jamás! –y devolví su sonrisa con una mía.
- Qué bueno que te acuerdes de mí, por lo general la gente no suele recordar los rostros y menos de desconocidos.
- Es cierto, suele pasarme.
- Bueno, pero esta vez no te ha pasado y eso me ha puesto feliz.
- Sí, tienes razón. No podría haberte olvidado, además eres una mujer muy bella y simple y eso tampoco olvidamos los hombres.
Se sonrojó.
- Gracias, me halagan tus palabras. Gracias…
- No tienes porqué dármelas, es la verdad, tan solo así de fácil.
- Actúas muy bien, me gustó mucho la obra.
- ¿Sí?, pues, gracias. –dije sonriendo sin poder quitar el fuego de mis mejillas. Me imaginé como un sol rojo y moribundo y eso hizo estallar aún más mi vergüenza. A decir verdad no sabía porque me pasaba aquello frente a esa chica pero no lo podía evitar.
Así charlamos un largo rato esa noche.
- ¿Quieres dar un paseo?, aunque sea por aquí –preguntó con cara de niña pícara.
- Sí, me encantaría.
Y así fuimos a dar una caminata alrededor del barrio. La noche se había entrado ya y mi vieja amiga Luna se había adueñado por completo de la noche. Algún que otro vecino cerraba ya las ventanas dispuesto a emprender el camino a los sueños. El barrio ya casi dormía. Nadie caminaba por las calles, tan solo nosotros dos y a pasos desganados, arrastrando nuestros pies y sonriéndonos como dos tórtolos.
- ¿piensas que hay un verdadero motivo para morir? –disparó certeramente.
- Sí, creo que si. ¿Porqué lo preguntas?
- No lo sé, tal vez porque la he visto muy de cerca muchas veces. Con gente querida, con parientes, y entonces me he preguntado si hay un verdadero motivo para morir.
- Entiendo –dije casi susurrando- Yo también pienso en la muerte a veces, sin embargo amo la vida.
- Y dime, ¿porqué seremos tan necios que tememos morir si supuestamente el verdadero motivo de esta vida es una nueva y mejor, un paraíso?
Nos sentamos en el cordón de la vereda bajo un farol cuyo foco jugaba a dejar de alumbrarnos en cualquier momento. Hice una pausa y me quedé reflexionando sobre su pregunta. Sus ojos brillaban en la penumbra y su rostro había adquirido una especie de brillo casi angelical. Había tanta energía comprimida en aquella frágil mujer, se sentía tan bien estar a su lado que me había olvidado por completo la hora y lo lejos que estaba de casa.
- No tengo idea porqué somos tan necios. Solo sé que no le temo a la muerte y puede venir por mí cuando quiera. –respondí sonriéndole y mirándola profundamente a los ojos.
Se inclinó hacia mí y me besó. Me quedé paralizado. Sus labios estaban tibios y de su nariz emanaba un olor dulce y seductor. Mis ojos se volvieron perezosos, casi se arrastraban para pestañear. Increíblemente aquel beso me había dejado extasiado. No podía creer aquello, sin embargo estaba sucediendo.
- No digas nada –me dijo sellándome los labios con su dedo índice impidiéndome así hablar.
Entonces con su mano izquierda me señaló la luna. Estaba enorme y gorda como la vimos aquel día en el ómnibus. Ya no veía el agujero negro por el cual mi bala de plata la había herido dejándola derramar su elixir. Estaba íntegra, altiva, vigilante, como una gran madre cuidando el amor de sus hijos. Ella volvió su mirada a mí y me sonrió. Quitó su dedo de mi boca y volvió a besarme. Nos besamos rato largo, hasta que el amanecer nos sorprendió aún sentados en el cordón de la vereda.
- Ya encontré a alguien que piense como yo y no le tema a la muerte. Por eso vivo aquí y ahora. Por eso te beso aquí y ahora, por eso hago lo que siento aquí y ahora. –me susurró al oído.
Nos abrazamos y juntos vimos como el sol cortejaba a la luna. Se abrazaban y se besaban como nosotros. Ella partía a descansar después de su labor y él tomaba la posta para continuar el eterno ritual de la vida. La chica sin nombre se durmió en mi hombro. Mis ojos me ardían de sueño, pero no podía dejar de sonreír mientras miraba el sol y olía como el rocío de la mañana sacaba el mejor aroma de la naturaleza.
Tal vez es amor, pensé. Pero ahí mismo frené mis pensamientos. No estaba dispuesto a vivir de utopía en utopía y menos a fantasear. Me apoyé en el farol de la calle y cerré mis ojos, ella se acurrucó en mi pecho y sin oponer resistencia me dejé caer en sueños bajo los rayos tibios de un sol nuevo. El telón había caído.
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Es increíble lo hermoso que escribís, si es realidad o ficción nada me importa... me transportaste y me hiciste soñar.
ResponderEliminarGracias por la magia.
Besotes,
Nas!!
ResponderEliminarjo, pareciera que tienes un pacto con las musas y te visitan seguido. Si hay algún secreto, te pido que lo compartas jajaja
En fin, el diálogo fué muy "humano", me refiero a que muchas veces los escritores describen un diálogo casi poético, perfecto, con comentarios inteligentes y audaces de los personajes cada dos por tres, y éste en cambio es más creíble.
Parece un verdadero encuentro entre dos desconocidos, pero que tienen cierto interés en el otro.
Además me gustó la reflexión final del personaje de que "No estaba dispuesto a vivir de utopía en utopía y menos a fantasear".
Amén a eso ^^
Bueno, nos estamos leyendo, hasta entonces...
la comparacion de la luna y el sol a los amantes me dejo sin palabras. queria darte las gracias por pasarte siempre por mi blog y alentarme a q siga escribiendo. me gusta mucho perderme en cada texto q aca encuentro. se me hizo de lectura diaria tu blog :) saludos!
ResponderEliminarLiterato, tu historia me ha maravillado.
ResponderEliminarme encanta la forma en la que escribes.
Volvere por aqui.
Besos
Lo bueno es el "aqui y ahora". Con fantasia o sin ella...
ResponderEliminarQuiero mas!!!!!!!
Beso...
FLORABienvenida a mi blog. Gracias por el elogio y es un placer cuando un lector de mis textos se siente sonriente.
ResponderEliminarTodas las historias que escribo son ficción, todas. Si bien, como digo siempre, el escritor deja un poco de su sello personal en sus letras dista mucho de mi realidad cada historia, y a su vez exprimiéndolas tal vez todas hagan parte de mi propia realidad.
Pasá cuando quieras.
Saludos.
KYARALo que publico lo escribo solo para el blog, otros tantos textos quedan dando vueltas por mi computadora o en papeles. Escribo por horas, depende como esté de ánimo y cuando quiero hacerlo. No lo tomo como un trabajo, tal vez si fuera escritor profesional debería hacerlo. Una vez leí que Haruki Murakami, uno de mis escritores predilectos (me gusta la literatura japonesa), se levantaba a las 4 de la mañana hasta las 12 del mediodía a escribir sí o sí en una especie de obligación. Imaginate que yo he empezado una novela y aún estoy en el segundo capítulo, me canso, me aburro y entonces le pierdo la línea. Por eso el blog me gusta, porque son relatos cortos y punto.
ResponderEliminarLos diálogos son algo que intento pulir en mi narrativa. Espero lograr diálogos extensos y fluídos tempranamente.
Gracias por siempre pasar.
Saludos.
cosasimpropias:
ResponderEliminarFue un lindo cuadro esa comparación. ¿Sabés de dónde lo imaginé? de una pintura que vi el otro día en donde el sol besa a la luna.
Me alegro que seas una lectora asídua, tú blog también es interesante.
Saludos.
Literata Roja (tocaya):
ResponderEliminarBienvenida nuevamente, creo haberte visto pasar por aquí otra vez anteriormente.
Qué bueno que te identifiques con mi manera de escribir, es un gusto.
Volvé cuando quieras.
Saludos.
Guada:
ResponderEliminarAsí es. Cuando escribí lo del "aquí y ahora" es parte de un pensamiento mío. Soy un tipo que he vivido muchos años solo y valoro mucho los momentos.
Acá se acabó esta historia, tan solo dos partes, sorry.
Saludos.
hola, está bueno tu blog!
ResponderEliminarabrazo!
Lexi:
ResponderEliminarGracias.
Tus relatos en tú blog también.
Saludos.
Yo que quedé encantada con el disparo de la luna, he de sentirme bastante satisfecha con esta "continuación".
ResponderEliminarAl principio no me había agradado, tal era mi encanto con la primera parte de esta historia que el inicio no sé, me estaba dejando con sabor a poco. Y entonces entra en escena nuestro (me permito la apropiación) personaje femenino, fresco, como una brisa al igual que en el relato anterior... y todo cambia.
Ese diálogo, ese beso, esa idea de enamoramiento y al mismo tiempo la negación "No estaba dispuesto a vivir de utopía en utopía "
Bello relato.
Sabes? no suelo escribir, de hecho con sólo darle una mirada a mi blog se nota que lo que escribo son sólo frases, que se me ocurren en el día y que aparte de "resumirme",me sirven como una especie de diario de vida para rememoranzas posteriores.
Bajo era premisa que hayas sentido agrado por lo que escribí me llena de una linda sensación. Porque tú si escribes, y vaya que lo haces muy bien.
Saludos Literato, un placer esto de leerte cuando el tiempo me lo permite, realmente un placer.