miércoles, 13 de mayo de 2009

los planes para el resto de mi vida



Es otoño y en otoño lo que más identifica es el color ocre. Cuando uno mira a su alrededor ve cosas ocres por muchos lados como si de alguna manera la naturaleza con cierto pincel mágico pintara para esa época del año lo que se le antojara con aquel color. Camino solo, como casi siempre, por la calle. Una calle desconocida, de esas que uno tal vez transite una sola vez en la vida. Hay hojarascas por distintos rincones y todas jugando a los remolinos con el viento del atardecer. A través de los edificios un hermoso sol se va escondiendo mientras que a su lento despedirse va dejando todo lo que sus rayos tocan teñido de un amarillo anaranjado que tan solo él puede crear. Me gusta la idea que solo él pueda crear aquel color, al igual que el ocre que crea el otoño, creo que es porque nadie los iguala y cualquier persona que pueda percibirlos sonríe, aunque sea en su interior, al verlos.

Camino por la calle desconocida hasta encontrar una plaza. Estoy cansado y me siento en un banco. Hay niños jugando. Niños con sus padres que se hamacan al viento riéndose y gritando, sintiendo como esa adrenalina se mezcla con su inocencia generando un elixir que yo y más de uno quisiera volver a probar. Niñas de pelo largo sacándose algún que otro mechón de pelo de su boca o acomodándose sus cabelleras desordenadas por la consecuencia del jugar sin tapujos, niños llenos de tierra en sus pantalones y con sus mocos colgando a causa de la tarde fría. Todos juntos pintando un cuadro único que si uno sabe verlo y absorber lo que de él emana puede regocijar su espíritu. Y de fondo el color ocre y el amarillo anaranjado, ambos haciendo de teloneros de la inocencia.

Un niño se para delante de mí y me mira como intentando descifrar lo que es un humano mayor. Antes solía intentar predecir que pensaba un niño al mirarme pero ya no, ahora tan solo intento yo volver a pensar como un niño y jamás logro hacerlo. El niño sigue mirándome sin decir palabra. Unas largas orejeras cubren sus orejas manteniéndolas calientes y su campera de lana lo mantiene abrigado del viento nocivo de la época. Me sonríe. Me sigue mirando. Me da calidez. Yo no sé qué decirle y le devuelvo la sonrisa con lo mejor que me sale de mis gestos faciales. Ambos, por un minuto en este universo, nos comunicamos por el medio más primitivo de beneplácito, la sonrisa.

De pronto se acerca más y con su mano cubierta por un guante de lana me toca la mejilla. Su madre, a lo lejos, le grita que regrese. Entonces vuelve corriendo. Aún permanece en mi mejilla la cálida sensación del afecto y el amor en su máxima expresión. Toco mi mejilla y algo se oprime en mi pecho. Siento como un fuego esperanzador que me abrasa por completo y deja solo cenizas del ser enfermizo y oscuro en el cual muchas veces me suelo convertir. Siento como aquel simple gesto me ha tocado las fibras y me ha hecho sentir que estoy vivo, aún bajo la extinguida tibieza de un sol de otoño.

Sigo en el banco sentado, mirando gente pasar, niños jugar, abuelos jugar al ajedrez y perros copular. Planos de vida y naturaleza entrelazados generando entre sí un perfecto ecosistema de vida anhelada y deseada. Entonces reviso y organizo mentalmente mis planes para el resto de mi vida. Me miro en ese hoy que estoy transitando y sueño con un mañana en donde quiero ser parte de un ecosistema parecido al que estoy presenciando. Aprieto mis puños, mantengo presionado mis dientes y con la mirada perdida sueño, sí, sueño. Sueño poder llegar al fin de mis días sintiendo al menos alguna de las sensaciones que percibía de niño. Sueño con volver a sentir la inocencia recorrer mi interior y poder disfrutar de la sonrisa de un modo cómodo y liberado. Respiro hondo y aflojo mis tensiones. Se levanta de repente una ráfaga de viento inesperada que genera girones de hojas secas y remueve la cabellera de los niños. Me imagino volando entre aquellas exquisiteces sintiendo el vértigo de una sensación tan sana y pura. Me elevo con mi imaginación y con mis sueños. Me pierdo, me dejo perder entre ellos.

El rato pasa y de a poco los padres se van llevando a los niños. Las hamacas quedan solitarias meciéndose por acción de algún niño que las abandonó o el viento juguetón de otoño. Los abuelos ya no juegan al ajedrez, se han ido. Algún que otro transeúnte cruza apresurado la plaza y el sol ya casi se ha escondido. Por un instante he vuelto a vivir la vida sintiéndola con su hermoso esplendor. Sin darme cuenta me presté a sus susurros inesperados y obtuve como recompensa vida en mis fibras más íntimas. Me levanto y me voy. Dejo el banco vacío tal cual estaba cuando llegué a la plaza. No me aflijo, pienso que el banco, a diferencia de mí, está acostumbrado a la soledad. Levanto el cuello de mi campera y metiendo las manos en los bolsillos de mi jeans sigo rumbo a mi hogar, a donde mora mi familia. Allí mis hijos me esperan, mi esposa seguramente está pensando porque calles transito o por dónde divago a estas horas. No quiero preocuparla y es entonces que decido emprender el regreso. Conmigo, dentro de mí interior, me llevo mis planes para el resto de mi vida. Dejo la plaza y me volteo para echarle un último vistazo. Las luces de neón se encienden de a poco, la soledad ya se instaló en ella.


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9 comentarios:

  1. Este relato no me pareció tan de ficción. Quizás sea porque esta tarde yo también estube paseando sola, y quizás me identifiqué y lo vi más real.
    De todos modos, utobiográfico o no...me gustó.

    ***

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  2. Quiero dar un paseo y andar y no, y caminar y no y observar y no y quedarme quieta y no... quiero...

    Un abrazo Literato, cuidate mucho, cuidate siempre, besos y abrazos... muchos abrazos.

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  3. SO:

    Tal vez sea por eso, pero lo escribí totalmente ficcionando y viendo como ese hombre se había hecho un alto en su vida para poder contemplar lo que no se permitía muchas veces y así pensar en lo que deseaba para su futuro.

    Gracias por pasar siempre.

    Saludos.

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  4. NATALIA:

    Ante todo lo importante son las ganas de querer y esas están. Lo demás, si se da o no es otro tema. =)

    Gracias por mandarme abrazos, hay días que la buena onda es necesaria.

    Saludos.

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  5. "Niñas de pelo largo sacándose algún que otro mechón de pelo de su boca o acomodándose sus cabelleras desordenadas por la consecuencia del jugar sin tapujos"

    No se porque razón y creo que no quiero encontrarla muchas veces encarno a esa niña juguetona y tierna que corre hacia el mar y juega con su cabello al viento, muy lindos planes de vida esto me hizo sentir niña de nuevo
    Besos

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  6. Es muy simple, a consecuencia de que, generalmente, me pasa muchas veces darme un momentpo de lucidez, de pensar verdaderamente, y de ver lo verdaderamente efímero que me rodea. Siempre estámos distraidos en todo, con todos los problemas encima, con mil preocupacuones, y no vemos eso... eso tan bello que guardan las calles, el viento.. y la misticidad que pueden guardar las personas...

    Y ésto es así. De repente recordamos que algien nos espera... y no podemos soñar demaciado.

    Agradome bastante. En verdad em gusta tu sinplicidad al escribir.
    Un saludo desde México.

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  7. MAGY:

    Tenés la particularidad de extraer de mis escritos los pasajes que a mí mismo más me llaman la atención cuando termino de poner el punto o la coma. Es increíble. Y siempre los ponés en tú comentario. Será que eres una muy buena lectora ¿no?

    Muchas gracias por siempre comentar.

    Saludos.

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  8. VIEJO BARCO AZUL:

    A todos en algún momento de la vida nos pasa lo que al personaje o lo que a vos mismo según tú comentario. Nadie escapa, todos somos presa en algún momento.

    Siempre tuve una visión de lo que quiero escribir y cómo quiero que resulte, y entendí algo desde el principio, algo que a mí no me gusta cuando estoy del otro lado, del lado de lector, y es que no me gustan los textos salpicados de palabras rebuscadas (que hay que buscar en un diccionario) o frases rebuscadas. Los textos claros y limpios vuelan más fácilmente y llegan más a los rincones menos imaginados, los otros, los que están cargados de jergas y frases armadas sesudamente solo llegan a los ámbitos que quieren impactar.

    Saludos hasta México.

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  9. buenisimo! te felicito.. me copa como escribis! gracias por pasarte por el blog...saludos!

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