martes, 19 de mayo de 2009

muerte moderna



No me mató el vacilo de Koch, tampoco lo hizo la separación de mi esposa. Ambos, tenían su grado de toxicidad y parece que para ambos soy inmune. Seguramente yo era tóxico, todos lo somos en alguna medida. Mi nombre es M., sí, tan solo M.

Tengo la terrible percepción que mientras estoy sentado aquí, ahora mismo, algo sucederá y cambiará mi vida por completo. Eso pensé mientras estuve sentado más de dos horas en el despacho del juez que nos divorciaba a mi esposa y a mí. Mientras él hablaba y los abogados lo miraban con ojos rapaces y furtivos mi esposa, mi ex esposa, tenía la mirada perdida más allá del gran ventanal de la habitación. Por un instante la envidié. Sana envidia. Ella podía abstraerse y divagar, aislarse de aquella situación, en cambio yo no podía, mis nervios carcomían mi interior y sentía una terrible opresión en el pecho. Hasta ese sabor amargo en mi boca seguramente fue de aquel momento vivido. Es que pasamos juntos muchas cosas en nuestras vidas mientras estuvimos fusionados. Me transpiraban las manos. Por fin el juez habló duramente, firmó sentencia y ella y yo volvimos a ser libres.

Tengo un par de libros que en momentos difíciles los abro en cualquier página y me transportan al cielo. Son como el carro de Ezequiel, el de la Biblia. Al llegar a casa después de pasar aquella mañana en los tribunales me eché en el sofá y abrí uno de aquellos libros en cualquier página. Intenté leer pero no pude. Intenté llorar pero tampoco pude. Solo una extraña y dolorosa sensación de explosión interna me tenía por completo maniatado sin posibilidad alguna de escape. Yo quería explotar y diseminarme en millones de partículas que flotaran por el aire. Partículas que no sintieran dolor, que no tuvieran recuerdos y que no tuvieran pensamientos que le preguntaran constantemente sobre qué haría el resto de su vida en aquel callejón oscuro que se presentaba delante. Pero no exploté. Era imposible.

Cerré el libro. Necesitaba distenderme. Salí al patio de la casa y lo recorrí completo mientras la pava al fuego calentaba el agua para el mate. Cada objeto o planta que veía me traía recuerdos, la increíble maquinaria de los recuerdos se había echado a andar y yo le temía. No hay nada peor que esa máquina poderosa que te aplasta milímetro a milímetro mientras te pasa por encima. Siempre le temí, pero en ese momento mucho más. La pava soltó el primer hervor y entonces llené el termo con agua caliente y cebé unos mates para mí mismo. Sentado en la hamaca del fondo del patio me hamaqué un buen rato, cabizbajo, en silencio, sin pensar en nada, tan solo mirando como el atardecer iba llegando. De reojo miré la casa. Estaba oscura, vacía, parecía encontrarse a millones de años luz de mí. Ella no estaba dentro y la casa lo sabía. Con el pasar de los años de ambos fue emanando cierto veneno tóxico que impregnó lentamente nuestra vida cotidiana. Ese veneno invisible se apoderó de todo sin que nos diésemos cuenta y terminó de ser como un virus que contaminó y enfermó nuestro amor, los objetos, los lugares y todo lo que conformaba nuestro mundo. Juro que no lo vi venir. Lo juro.

Se terminó el agua dentro del termo y sentí la comparativa con mi ex matrimonio. “Fue finito” –me dije, y aferrándome a la cadena de la hamaca rompí en llanto. Como las cebollas, una cáscara más de mi interior se había desprendido, y había quedado dispersa por ahí, quién sabe dónde. Pero era imposible volver a colocarla en su lugar, la vida no da esas revanchas –me dije- y ya era hora que empezara a aceptarlo.

15 comentarios:

  1. Me sorprende que se le "desprenda una capa, como a las cebollas" con el sufrimiento.
    Siempre he pensado que era al contrario, pensaba que con el sufrimiento y el desengaño las personas nos íbamos rodeando de capas de autoprotección, como las cebollas o los árboles con la corteza.
    Quizás en este caso el protagonista se sentía tan débil, que sus sentimientos más profundos se quedan a flor de piel.

    Un relato genial.

    Saludos!

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  2. @SO:

    En realidad la metáfora indica la pérdida y el desamor, el mismo personaje se ve deshojado, se ve perdiendo una vez más ante el amor y siente esa sensación gráfica de un descascaramiento de cebolla. Juego de palabras, metáforas, formas, como quieras llamarle.

    Gracias por pasar.

    Saludos.

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  3. Triste... simple... triste...
    Yo no quisiera nunca ser tóxica para nadie...

    Mi ánimo sigue down amigo.
    Te dejo un abrazo y un beso.
    Cuidate mucho.

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  4. Gua señor que relato !!

    Me encanta leerte, cada palabra, cada frase es perfectamente calculada para poder apreciar un buen texto.

    Besos cebolla :)

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  5. El dia que firme mi divorcio pense que me moria, LITERALMENTE!!! Y ya hacia un año que me habia separado de mi ex, pero juro que en ese momento se me seco el alma. Son momentos en los que te resulta mas que imposible imaginarte una vida despues de... Tiempo despues, mirando todo en frio, las cosas empiezan a ser mas faciles.

    Muy muy muy muy muy real tu relato.

    Saludos!!

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  6. "Solo una extraña y dolorosa sensación de explosión interna me tenía por completo maniatado sin posibilidad alguna de escape."

    Aún siendo ficción, es la pura realidad de como me siento.


    Excelente el blog
    Excelentes tus palabras.

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  7. @Natalia:

    Es un tanto triste, sí, lo reconozco. Pero es real. Ahora te aclaro que el personaje masculino se puso así porque amaba a la mina (mujer) sino los tipos (hombres) no nos ponemos así. =)

    Saludos.


    @Flora:

    Gracias, gracias, gracias. Es un bonito feedback el de un lector feliz de leer mi blog.

    Saludos.


    @Guadalupe:

    No sabia eras casada y divorciada. Me impactó lo que leí en tú comentario, pero no porque seas la primer mujer casada y divorciada sino por cuánta fuerza en tan corto texto. Leer "se me secó el alma" habla de ese punto cúlmine y doloroso en el cual todo lo vivido, lo bueno y lindo, parece pasarte como a mil kilómetros por hora arrugándote el cuore, ¿no es así?

    El tiempo es el curandero oficial, solo que cuando estamos con las manos en la masa jamás lo vemos, Guada.

    Sí, un relato muy real por más que lo haya ficcionado.

    Saludos para vos también.

    @Maqui:

    Bienvenida a mi blog.

    Gracias, ante todo por tús cumplidos.

    Las ficciones pueden serlo para algunos pero para otros serán casi reales y a veces tanto que les pondrá la piel de gallina. Así pasa cuando se lee una novela en algún libro también.

    Cuando quieras seguí pasando que serás siempre bien recibida.

    Saludos.

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  8. Se siente el oscuro del dolor de lo que fue o quizas pudo ser, a veces me pregunto si cuando algo se termina que es lo que añoramos mas, si lo que fue o lo que nunca se tuvo?.
    Lo toxico que tu hablas es cuando uno deja entrar por la puerta grande a la rutina?.
    Porque si es ella, que tarde a veces se aprende.

    Besos, me gusto.

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  9. @Cecy:

    Pienso que lo que uno más añora es lo bueno, después evita acordarse de lo que hizo mal, comprime los momentos que fue feliz y guarda rencores de los momentos que el otro le remarcó como negativos de su conducta.

    Es un tema complicado y da para mucha charla, ¿no?

    Saludos.

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  10. Ay los niños... porque será que cuando crecemos olvidamos todos los detalles que dan curso a nuestras vidas. Nos volvemos adultos en todo el sentido de la palabra. Porque será que olvidamos el verdadero significado de la felicidad. La simpleza, la vida.

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  11. @ELENA:

    Bienvenida a mi blog.

    Creo que eso pasa porque es una de las pruebas más duras que tiene la vida para con nosotros.

    De niños vivimos la felicidad a pleno sin saber que la estamos viviendo. De adultos vivimos parte del infierno sabiendo que lo vivimos y muchas veces ardemos en él. Es algo encontrado, algo que no podemos mejorar ni solucionar, tan solo vivirlo de la mejor manera posible.

    Saludos.

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  12. Cebollas, cebollas... Señor Cebolla te dijeron por ahí haha!

    Bueno, antes sólo te decía Señor, ahora seras El Señor Cebolla. haha, muchas veces me sacas una sonrisa =D

    Por cierto, si es que no paso regularmente aquí es por la escuela, estudio en las tardes y cuando tengo tiempo en las noches me doy una vuelta aqui, soy un joven noctámbulo...

    Qué te puedo decir del relato...?
    Soy joven, pero no creas que desconosco todo ésto...
    Sólo te digo que... valla, tengo la firme idea de nunca casarme, presisamente por eso...
    Todo con el tiempo se vuelve monótono, y sin inportancia aveces por que siempre es lo mismo...
    Pero bueno, hay parejas que no conocen la monotonía... y eso es de admirarse...

    También hay personas no se separan por miedo a quedarse solos.. y eso pasa generalmente...

    La costumbre juega un papel muy importante...
    -¿Es amor o costumbre...? - Así me dijo una novia que teníamos más de un año de novios.. y mira, solucionamos lo de la costumbre, Nix Galith es esa novia, y ya casi vamos para dos años... =D

    Creo que me extendí pero bueno, me gusta criticar y dar mi punto de vista...

    Sañor, un saludo, de parte de Nix Galith y de Viejo Barco Azul...

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  13. @VIEJO BARCO AZUL:

    Wowww, así que ustedes dos son novios, pero mirá que chiquito que es el mundo blogger jajaja

    Entiendo perfectamente lo de tú estudio y así como vos pasás y lees por las noches mucha gente también lo hace y eso es un gran feedback. Gracias.

    Con respecto a lo de no casamiento te diré que yo tengo 37 años y lo decidí después de haber convivido dos veces y de saber para mis adentros que casarme no tengo ganas ni quiero pero tal vez volver a convivir por una última vez lo haría siempre y cuando la mujer que se me cruce por la vida me vuele locamente la cabeza; de lo contrario no lo haría.

    Un abrazo, amigo.

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  14. Magnífica hostoria... se puede sentir hasta en la piel... la metáfora de la cáscara de cebolla es desgarrante... vamos perdiendo capas a lo largo de la vida que no se pueden volver a pegar...
    Triste... pero me gustó mucho...!!!

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  15. @REINA:

    Bueno, parece que estás leyendo todos mis viejos escritos y te estan gustando. Me alegro mucho. En serio.

    Beso :)

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