martes, 12 de mayo de 2009

superhéroes (2)



2.

Alce el bonete del suelo y lo miré perplejo, no lo podía creer. Se me había puesto la piel de gallina y por mi mente pasaron varios pensamientos desgarradores de miedo. Fue entonces que moví mi cabeza hacia todos lados y nuevamente la calle estaba solitaria, tal como lo soñado. Recordaba bien que aquel bonete era del enano de mis sueños pero no me explicaba que hacía allí, justo en medio de la vereda. En realidad, no quería pensar lo inevitable, y que era nada menos que la confirmación de que el enano existiese y que todos los personajes fantasmagóricos de mis sueños cobrasen vida. Metí el bonete en mi mochila y me dirigí a mi trabajo. Crucé pocas personas en el trayecto y no vi nada anormal, pero no podía dejar de pensar en toda aquella locura mientras apretujaba el bonete casi hasta romperlo.

Al llegar al edificio donde trabajaba subí al ascensor y marqué el piso 28. El ascensor rápidamente comenzó a elevarse hasta que de repente se detuvo bruscamente y las luces se apagaron por completo durante unos segundos. Al encenderse nuevamente delante de mí se encontraba el enano del bonete multicolor con sus brazos cruzados y con un gesto poco amigable.

- Estoy muy enojado contigo. ¿Acaso te crees un superhéroe para andar quitándome mi bonete de la fuerza y secuestrármelo? Deberías saber que a personas como tú las mato sin más. Así que ya es hora que me devuelvas mi bonete, o sino deberás despedirte de este mundo. -me grito totalmente sacado de sí.

Yo tiritaba. No me salía palabra alguna, tan solo atiné a decir a todo que sí pero en ningún momento le entregué el sombrero. Una vez más la luz del ascensor volvió a apagarse por unos segundos y al volver una gran detonación perforó una de sus paredes. Por el agujero que la detonación causó asomó la cabeza el robot que regalaba flores y con una voz electrónica me dijo: "¡vamos!, ¡sal de ahí!, he venido a rescatarte". De un salto pasé por el agujero sin pensar ni una milésima de segundo todo lo que estaba pasando y caí al piso de bruces. Al levantarme vi al enano aún desmayado por la explosión dentro del ascensor. El robot tomándome con sus brazos articulados me alzó y me llevó hacia un ventanal gigante de una de las oficinas del mismo piso. Yo miraba hacia todos lados sin poder creer todo aquello que estaba sucediendo. Pero el robot se sentía real. Frío y metálico. Una vez frente al vidrio lo rompió de un violento manotazo y me dijo, "¡Es hora de salvarnos!". Entonces se arrojo al vacío, conmigo en sus brazos. El corazón se me vino a la boca. Las ventanas del edificio pasaban como puntos fugaces ante mis ojos y la sensación de caída libre aniquilaba mi estómago y mi mente. Fue entonces que sentí una explosión más fuerte que la anterior y pensé que había llegado mi fin.

Al abrir los ojos reconocí el interior de mi departamento. Yo estaba acostado sobre el sofá, descalzo y en pijamas. Afuera las luces del puente y de los edificios vecinos me traían a la realidad que era de noche. El reloj de pared marcaba las cinco y treinta de la madrugada. Un silencio absoluto reinaba. Palpé mi cuerpo, mi rostro, miré mis manos en busca de magulladuras o sangre pero nada de eso parecía tener. Me encontraba bien. Corrí al baño, me lavé la cara y me miré al espejo. Refregué mis ojos intentando saber en que estado me encontraba, despierto, o dormido. Sin lugar a dudas estaba despierto y todo aquel asunto del robot y el enano nuevamente había sido en mis sueños. Aquellos seres imaginarios cobraban vida cuando dormía, cuando tenía pesadillas, entonces me sentí como en una película de Freddy Krugger. Me vestí y me senté en el sofá a leer el periódico. Los titulares me volvieron a sumir en la pesadilla otra vez. Rezaban: "Robot heroico salva a la ciudad de malhechores". Entonces enloquecí. Rompí el diario en mil pedazos, tomé mi mochila y bajando las escaleras del edificio a toda prisa rumbo a la estación de tren. Tomé el primer tren que iba a las montañas, no me interesaba el lugar, tan solo quería huir de toda aquella locura. El viaje estuvo bien, nada anormal, pude dormir casi todo el trayecto sin alteraciones. Bajé en la última estación. Era un pequeño pueblo enclaustrado en plena montaña rodeado de una arboleda tupida y sumamente verdosa. El cielo era colosalmente celeste y el aire puro invitaba a respirarlo y a pensar en una vida campesina austera y libre de vicios de la gran urbe. Caminé un buen rato y encontré un arroyo. Me senté sobre una piedra y me descalcé. Aproveché la tranquilidad para remojar mis pies en el agua cristalina y distenderme, sentía una necesidad exasperante para ello. La superficie del agua reflejaba los rayos del sol y el trinar de los pájaros silvestres se escuchaban muy, muy cerca. Todo había vuelto a su lugar. Un reflejo fuerte me dejó casi ciego. No era el sol, era algo que a su vez reflejaba al sol y había reflejado en el agua también. Alcé mi vista y lo vi. Era el robot cortando flores silvestres que nacían a la orilla del arroyo. Se movía con lentitud y gracia. Lo contemplé un buen rato sin moverme y sin decir palabra alguna, él parecía ignorar mi presencia. Entonces decidí enfrentar la situación, debía aclarar toda aquella insensatez y crucé descalzo el río rumbo al aparato electromecánico.
Faltando un metro el robot se percató de mi presencia, dejó de cortar flores y con su voz metálica me saludó.

- Hola compañero, ¿cómo estás? -me dijo mirándome con sus dos ojos rojos y luminosos.

- Bien, ¿y tú?

- Sorprendido de verte. Pero ya me he acostumbrado a tú presencia. He estado pensando que debe ser todo causa de mi nuevo cerebro positrónico. Seguramente es eso.

- ¿Qué cosa dices?, ¡no te entiendo!, ¿me podrías explicar? -dije confundido.

- Eso, que cada vez que te veo me planteo que está pasando. Eres como una pesadilla para mí, amigo. Si bien yo soy el superhéroe de este planeta no tengo tanta inteligencia artificial para entender de dónde has aparecido y porqué, pero no obstante te he adoptado como mi compañero de aventuras y hasta ahora ha funcionado. Hemos derrotado al enano del bonete dos veces ya. -me explicó sin dejar de clavarme su mirada helada.

- ¿O sea que tú me estás intentando decir que yo soy un sueño en tú cabeza?, ¿eso es?-pregunté totalmente sacado.

- Sí, eso mismo. Tú no eres real amigo, así que será mejor que siga recolectando mis flores y te ignore. Tal vez todo esto sea un error en mi programación de inteligencia artificial, seguramente eso me hace tener sensaciones humanas y por ello te imagino, así como un mal de Alzheimer o un trastorno de memoria que ustedes sufren. Eso mismo debe ser. -dijo extrañado mientras se agachaba y seguía cortando flores dándome la espalda.

Entonces comencé a gritarle, y gritarle, y gritarle, pero mientras más énfasis le ponía a mis gritos notaba que mi voz iba perdiendo fuerza hasta casi ser imperceptible. De a poco el robot se empezó a difuminar y volverse borroso. Sentí sueño y cerré los ojos.

El robot se activó. Miró por la ventana y divisó a lo lejos al enano del bonete seguir haciendo maldades. Entonces se alistó para su nuevo día de trabajo. La computadora indicaba que esta vez el nivel de falla en el sistema de inteligencia artificial era nulo.
Ya no habría más pesadillas humanas. Todo había vuelto a la normalidad.


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6 comentarios:

  1. Estupendo... Un robot sensible... cortando flores...

    Valla que me han gustado las dos partes...
    Y el final se me hizo muy repentino... muy rápido... pero es bueno.
    Saludos desde México!

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  2. Querido amigo.
    Comencé a leerte pero sincera te digo que no lo he terminado, lo dejaré por ahora pendiente porque debo hacer otras cosas, espero poder leerlo luego.

    Un abrazote y cariños.
    Cuidate mucho, besitos.

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  3. la parte dond el personaje es rescatado por el robot me recordo a los cuentos en dond el principe rescata a la doncella (salvando las diferencias, obvio) y me sonrei.

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  4. VIEJO BARCO AZUL:

    Amigo a mi también me ha gustado este relato partido en dos. La verdad que hacer narrativa de fantasía es algo que casi nunca lo hago pero cuando me sale de adentro siento la necesidad imperiosa de hacerlo.

    El robot que regala flores es mi superhéroe preferido.

    Saludos.

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  5. NATALIA:

    El carácter de este blog es texto puro y leer en una computadora texto puro muchas veces (muchas) es algo que aburre o cansa si no estamos con ganas y onda. A colación de esto que te digo sobre leer en un medio electrónico me viene a la cabeza un artículo que leí sobre la última feria del libro que se realiza acá en Argentina este año en donde la lectura electrónica solo ocupó un 15% del total de la feria. O sea que un 85% todavía elige el papel como medio predilecto. Y la verdad que yo pruebo, reniego y quiero superar el escollo difícil de leer en la pantalla pero termino imprimiendo mis libros por impresora y los leo acostado en la cama. Es un placer que la PC de escritorio no me da, tal vez con una notebook eso no me pase, no lo sé, por ahora no la tengo.

    Saludos.

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  6. COSASIMPROPIAS:

    jajaja ¡sí!, es como que el robot más allá de ver al personaje principal como un habitante de sus sueños estaba pendiente de él en todo momento. Si.

    Saludos.

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