sábado, 9 de mayo de 2009

superhéroes


Cuando sonó el celular me desperté. En realidad abrí un solo ojo y le di un manotazo tirándolo al piso. Se desarmó en varios pedazos, o sea que presencié su muerte. Una muerte más pensé y volví a dormirme. No sé cuánto tiempo más dormí pero lo hice hasta que mi vecino, el flaco que toca el bajo, me despertó por completo. A veces siento la benevolencia en mí, y más cuando no hago lo que mi mente dicta por hacer; de lo contrario ese día debía de haberme levantado y partido el bajo a mi vecino en el medio de su cabeza. Pero después de todo lo entiendo, yo también he aprendido cosas en mi vida y la verdad que nunca me animé con un instrumento musical. Ni tocar una guitarra aprendí, tan solo para ubicarla de un lado al otro dentro de mi departamento, pues como siempre digo: “es el mejor adorno que me han obsequiado”.

Irremediablemente me levanté.
Frente al espejo del baño descubrí el mismo tipo de monstruo que suelo ver cada mañana de mi vida, desde que tengo uso de razón, claro, antes no recuerdo que veía. Pelos parados y desparramados, el remolino que tengo en medio de la cabeza más insaciable que nunca, mis ojeras en mi piel morena pareciéndose a dos golpes de Tyson bastante certeros y un mal aliento que derrumbaría a un tiranosaurio. Arreglé todo aquel lio lo más que pude y me puse a tomar mate mirando por la ventana. Una luz suave y tenue se colaba entre las cortinas que mi vieja me había regalado para que nadie de afuera se horrorizara con el lio de adentro. Así estuve un buen rato. Pasaba gente de todos colores, formatos y dimensiones. En un punto me percaté de algo y era que todas las personas que había visto pasar parecían salidas de un circo de fenómenos, o “freaks” como le dicen ahora. Entonces me sentí como en un dibujo de Liniers con cientos de bichos raros dando vuelta y personajes exquisitamente alocados deambulando por la calle justo debajo de mi departamento. Al principio estuvo todo bien, tan solo lo imaginaba, pero cuando el portero del edificio cruzó por la vereda vestido de domador de leones supe que algo no estaba bien, en él o en mí. El mate se me cayó al suelo, y sin darle importancia al tremendo manchón verde que produzco en mi pantalón di un grito de susto llevándome la mano al pecho como un claro acto femenino de horror. Qué locura, a veces los hombres tenemos gestos que sin darnos cuenta nos remueven nuestras pequeñas cantidades de hormonas femeninas.

Tomé mi abrigo, busqué apurado mi ipod en el cajón de la mesa de mi computadora y con los auriculares puestos bajé las escaleras pisos abajo mientras Radiohead susurraba a mis sesos. Nunca bajo por el ascensor y menos lo haría aquel día con todo aquello que acababa de ver. Desde siempre le he tenido fobia a ese tipo de aparatos. Cada vez que subía a uno sentía que estaba en una nave espacial de los 60´s, de esas que aparecían en las películas en blanco y negro. Apenas llegué a planta baja noté que no había nadie, ni el portero, ni ningún vecino. Me tranquilicé y con mucho cuidado abrí la puerta del edificio. Me paré al borde de la vereda y miré hacia ambos lados, izquierda, derecha. La calle estaba vacía. No había un alma. Entonces volví a sentir esa misma sensación que antes, una especie de miedo ambulante que se me echaba en la espalda cuando le daba la gana presionándome el pecho hasta hacer galopar mi corazón.

- Oiga señor, ¿se encuentra bien? –me preguntó un enano con un bonete multicolor y unos borceguíes militares que no supe jamás de donde había aparecido.
- Sí, sí, sí… estoy bien.
- Ok, sigo viaje entonces.

Y el enano se perdió calles arriba sin voltear. Yo ya sudaba como si estuviera en medio de una selva tropical en plena estación veraniega. Entonces apareció un oso polar patinando que cruzó frente mío con una gracia y elegancia que me hizo sonreír. Y a él le siguió un robot gigante que regalaba flores, un par de ovejas que charlaban entre ellas, un violinista que por un par de monedas deleitaba tus sentidos y otros monstruos de igual calaña. Todos pasaban a mi lado sin percatarse de mí, me ignoraban por completo. Hacían sus vidas, tal como lo hacemos nosotros, los “normales”. Solo el enano se había percatado de mi existencia y de repente habían aparecido todos aquellos fenómenos que había divisado desde mi ventana y se paseaban por la calle como algo cotidiano. Entonces enloquecí. Corrí, corrí y seguí corriendo hasta que mis piernas no dieron más y mis pulmones casi estallaron. Llegué al puente viejo, el mismo que une mi ciudad con el campo, y me senté debajo de él, a orilla del arroyo.

Sin poder casi respirar intenté retomar aliento y organizar mis ideas. Miré la boca del túnel que formaba el puente y vi un cielo hermosamente celeste sin una nube que lo manchara. El olor a la naturaleza se colaba por todos lados y el bello ruido del agua murmuraba algo ininteligible. Por un rato me olvidé de los monstruos. Pensé que tal vez estaba soñando y me pellizqué fuerte, pero no soñaba, tan solo dejé un moretón en mi brazo y un gran dolor en mi piel. Cerré los ojos e intenté dormirme lográndolo después de un rato.

En mis sueños luchaba en un planeta lejano junto a un gran robot que repartía flores que era mi amigo. Matábamos a un enano maldito que usaba borceguíes para asesinar a sus víctimas que previamente eran seducidas por un violinista con encanto. Las víctimas eran arrojadas a un campo donde un par de ovejas las comían despedazándolas y un oso polar terminaba de engullirse lo que quedaba de ellas. El robot y yo éramos los superhéroes y terminábamos salvando a todas las víctimas del enano asesino. De repente hubo una gran explosión en el sueño y todo se volvió oscuro. Un sonido me despertó. La alarma de mi celular marcando las seis de la mañana. Estaba empapado de sudor en mi cama y la habitación en completa oscuridad. Clavé mi mirada al techo y en un segundo de lucidez interpreté que todo había sido una terrible y horrenda pesadilla. Suspiré hondamente.

Después de ducharme salí del departamento. Bajé por las escaleras y al llegar a la planta baja me topé con el portero. Nos miramos por un segundo y entonces nos sonreímos con un saludo cordial de buenos días. Salí del edificio y me paré en la vereda, aspiré hondo y llené mis pulmones de vida. Estaba vivo en un mundo real. Entonces di mi primer paso rumbo a mi trabajo y tropecé. Un gran bonete multicolor estaba debajo de mi zapato.


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17 comentarios:

  1. Generalmente, los sueños nos hacen sentir más especiales algunas ocaciones. Nos voltean de cabeza y pensamos, y queremos nunca dejar de soñar...

    Me encantó la mezcla de personajes, con el sueño, ahí cuando luchaste hunto con el robot, fue la parte que más me envolvio.

    Es la primera vez que paso por aquí, gracias al Nix Galith.

    Continua con la sencillespara escribir. Prometo pasar muchas veces.

    Saludos...

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  2. q miedo eso de encontrarse con resabios de los sueños al salir de la casa. menos mal q fue solo un sueño. un beso!

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  3. Será acaso que llamamos REALIDAD a aquello que es común para todos?? Últimamente me lo pregunto y tu relato me hizo replantearmelo una vez más.

    Un abrazo*

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  4. Juaz, juaz, juaz... ¡taz loco amigo! je je je que bonito tu cuentecito.. me da alegría saber que adultos(as) y todo pero estamos llenos de imaginación y fantasía... que bonito...

    Ya he leído hoy 4 post de súper heróes o alusivos y me da risa porque no se si será un modus colectivo por esto días... je je un abrazote, cuidate mucho y heyyy quitate ese enanito que tienes en el cuello al costado...

    besos.

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  5. VIEJO BARCO AZUL:

    La parte que más te gustó fue también la que más me hizo sonreír, justamente la lucha con el robot que regala flores.

    Bienvenido a mi blog, puedes pasar cuando gustes.

    Saludos.

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  6. COSAS IMPROPIAS:

    A veces me ha pasado a mí de despertar de una pesadilla y seguir sintiendo esa sensación que "algo" de ella se escapó y presentirlo en mi realidad. ¡Qué loco!

    Saludos.

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  7. SO:

    Sí. A veces cuando miro la serie LOST me hago ese tipo de preguntas, lo que es real para unos e irreal para otros.

    Un gusto que pases por mi blog SO.

    Saludos.

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  8. NATALIA:

    Es un desafío para mí escribir en primera persona algo fantasioso e irreal. Siempre suelo escribir cosas reales y tangibles en los personajes. Pero cada tanto me gusta probar cosas nuevas y éste relato me ha llenado de alegría. A mí particularmente me encantó como quedó.

    Creo que es una casualidad lo de los superhéroes aunque creo que a gritos pedimos que se hagan realidad y destruyan los enemigos que acechan nuestra realidad terrena, ¿no te parece?

    Sí, ya me quité al enano, ahora me voy con el robot a comprar unas rosas para que salga a venderlas esta noche a la entrada de los restaurantes a los enamorados.

    Saludos. ;)

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  9. Los sueños son algo increíble, siempre algo nos adelantan o intentan decir deseos "ocultos " de uno.. capaz que queres ser payaso :)

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  10. Nada mejor que pisar firme para saber donde uno esta pisando... Pero que bien hacen las utopías!!!! El mejor sistema optimista para levantar el animo...

    Hoy, aqui y ahora, vuelvo a felicitarte por tu relato... HERMOSO!!!!

    Beso!!

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  11. Y como me suele suceder y que para torpe nadie me gana, escribi el comentario que estaba dirijido al anterior relato, en este...
    Y la realidad es que luego de leer este cuento, solo pensaba comentarte: "CONVIDA DE LA QUE ESTES TOMANDO...". Pero despues de ver lo inteligente???? que soy, desisto de la idea de hacer ese comentario. Mas que seguro estemos consumiendo de la misma.... Jajajajajajaa....

    Y mas alla de mis neuronas quemadas, te sigo leyendo...

    Beso!!!

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  12. FLORA:

    jajajaja, si de algo estoy seguro es que payaso ¡NO!, no tengo gracia para animar a nadie y mucho menos a niños. Además, los payasos siempre me parecieron un tanto extraños.

    Y considero lo mismo que vos, los sueños intentan decirnos cosas ocultas, sí, eso mismo. Tal vez ocultas en nuestro subconsciente o en algún rinconcito del alma.

    Saludos.

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  13. GUADA:

    jajaja, a todos nos pasa eso de confundirnos y meter la pata. Yo la vivo metiendo.
    Gracias por el comentario para el post anterior y con respecto al de éste y sobre lo que estoy "consumiendo" jajaja me has hecho reir.

    Es que tengo cierta tendencia a escribir cosas reales y cuando escribo cosas fantásticas o alocadas la gente se sorprende, ya me ha pasado antes eso. También me pasa cuando escribo algo sexual o erótico, llama la atención y según dicen me sale bastante bien (aunque a mí no me guste).

    Saludos.

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  14. No es que me sorprendi, solo me causo mucha gracia, por el relato de un sueño medio loco y su posible hecho veridico.
    Esperare con ansias algun relato sexual o erotico. Aunque me gustaria saber porque no te gustan...

    Beso...

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  15. Nas!!

    Un cambio interesante en lo que había leido de ti hasta ahora. Fue divertido y dinámico.

    Yo prefiero que mis sueños sigan siendo solo sueños, porque no siempre son del todo agradables... no llegan a ser pesadillas, pero de todas formas prefiero que se queden en ése otro mundo.

    Ya desvarío, pero es que el tema lo amerita ¿no crees? xD

    Nos estamos leyendo, hasta entonces...

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  16. GUADA:

    A veces escribo narrativa fantástica, no es algo que se me de mucho pero suelo hacerlo y cuando lo hago me gusta.

    Los relatos eróticos saben estar "mechados" entre mis textos comunes. No me gustan porque me siento un tanto cursi al escribirlos, y no a todo el mundo le cae bien leer erotismo o ciertos textos cargados de sexualidad. No obstante suele escribir algún que otro post.

    Saludos.

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  17. KYARA:

    Sí. Tal como le decía en la respuesta anterior al comentario de GUADALUPE yo suelo escribir narrativa fantástica de vez en cuando. Me gusta, me saca del asedio de siempre escribir cosas dramáticas.

    De vez en cuando es bueno desvariar señorita lectora. =) =) =)

    Saludos.

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