miércoles, 2 de septiembre de 2009

mundos espiralados (8)

Capítulo 8


La lluvia suele casi siempre tener ese efecto revitalizante, casi mágico, que purifica y limpia todo lo que está a su alcance, todo lo que toca. Las gotas caían consecutivamente desde el tejado del alero. La galería rápidamente se lleno de olor a lluvia y tierra mojada. El rumor del viento se dejaba oír proveniente de los quebrachales, el “plop-plop” de las gotas cayendo del tejado daban el fondo acústico al momento. Se sentía una escena de naturaleza sumamente viva. Me sentía muy a gusto sentado en aquella pose bajo la galería. Jugueteaba con las canciones del ipod cambiando de autor y de tema según me viniera en gana. La casa de a poco se había ido mimetizando con mi ser y eso me hacía sentir más cómodo aún en aquel sitio. Los pensamientos de mi separación ya casi habían desaparecido por completo y una nueva sensación comenzaba a inundarme. Seguramente el hecho de aislarme en aquel lugar que tanto tiene que ver con mi vida descomprimió y distrajo mi mente. De vez en cuando algún pensamiento revoloteaba la azotea de mi cabeza, pero cuando intentaba quedarse lo sacaba a puro vuelo como si espantase una paloma de su nido. Por un instante recordé los imanes pegados en la heladera de mi departamento. Si en ese momento los hubiera tenido a mano hubiera formado la palabra “tranquilidad”, porque era esa misma sensación la que estaba sintiendo aquella lluviosa mañana.

Después de un par de horas de estar sentado sin hacer nada y tan solo viendo llover decidí salir a caminar bajo la lluvia. Me descalcé, me quité los auriculares y dejé el ipod sobre mis zapatillas. Caminé por el sendero que llevaba al río. En pocos minutos me empapé por completo. La ropa parecía pesarme mil kilogramos, pero esa sensación de libertad y tranquilidad que me había poseído no me hacía reparar en nada más. En ese mismo río muchas vivencias había tenido de niño junto a mis padres y mi abuelo. La lluvia no amainaba, el cielo estaba totalmente encapotado y el aguacero parecía el anuncio de un gran diluvio. Las gotas heladas recorrieron cada milímetro de mi piel comenzando por mi rostro y terminando por mis talones. Cerré los ojos y alcé mi cara al cielo. Extendí los brazos y caminé sin mirar un par de pasos dentro del río. El agua estaba helada. Un fugaz rayo recorrió todo mi sistema nervioso indicándome que el exterior era un medio hostil, sin embargo me negué a hacerle caso. Disfrutar de aquel clima era sumamente liberador.

- ¿Te gusta caminar bajo la lluvia? –dijo la voz.
Inmediatamente abrí los ojos y miré desesperadamente a mí alrededor. No había nadie. Volví a mirar. No volví a ver a nadie.
- Te pregunté si te gustaba caminar bajo la lluvia y no me has contestado. –repuso la voz pero esta vez con tono más firme. Eso me descolocó. ¿Habría empezado a ponerme un tanto loco el estar en aquella soledad?
- Sí –respondí a secas y quedándome a la espera del eco de la voz.
- Me daba esa sensación. Te he visto entrar al río con los ojos cerrados y con la cara hacia el cielo y al verte sentí una expresividad mayúscula.

Por más que mirase en cualquier dirección no lograba divisar a nadie. Opté por seguirle la corriente a aquella voz y aguzar mi audición. Si era alguien que se estaba haciendo el pícaro seguramente me daría cuenta en dónde se escondía, pero si no lo era y aquella voz era producto de mi imaginación entonces estaba realmente en un serio problema. No podía definir el lugar de origen de aquella voz parlante, pero tampoco podía identificarla plenamente con otra voz que conociera, pues el aguacero al caer sobre el río era casi ensordecedor. Por lo tanto decidí continuar con aquella charla mientras la voz siguiera cuestionándome. Durante un par de minutos solo se escuchó llover y el ruido de la fronda de los árboles. Sin mostrarme nervioso caminé un par de pasos más dentro del agua.

- A mi también me gusta la lluvia –dijo esta vez la voz- tanto que desearía que lloviese más seguido. El sonido que tiene el agua al chocar contra la corriente del río es único. Desde siempre lo he intentado escuchar y cuando lo logro siento una hermosa sensación dentro de mí.
- Supongo que entiendo a qué te refieres. Yo es la primera vez que hago esto, me refiero a meterme al río completamente vestido y casi bajo un diluvio.
- Deberías hacerlo más seguido. Se siente lindo, ¿no crees?
- Sí, se siente bien –le contesté- ¿tú lo has intentado?
- Suelo hacerlo, sí. No siempre. A veces me llego hasta aquí ha hacerlo, es que amo este río y todo lo que este lugar me representa. ¿Eres de por aquí?, no te he visto antes –me preguntó la voz. Noté en su tono distorsionado cierta tensión e impaciencia en la última pregunta.
- No, soy de la ciudad, de la capital. Estoy de vacaciones, digamos. He venido a la casa de mi abuelo, aquí, cerca.
- Entiendo. ¿Crees que es bueno venir a este tipo de lugares para escuchar y observar la naturaleza y así distenderse uno?
- Supongo que sí. Al menos eso intento yo. ¿Tú qué piensas? –le pregunté a la voz intentando cada vez más localizar de dónde provenía.
- Lo mismo, aunque mi vida no cambia mucho por más que llegue hasta este sitio. Sin embargo me permito embriagarme interiormente de pureza y libertad. Eso es algo impagable, y más en los tiempos que hoy corren.
- Cierto –respondí.

Por otro corto rato la voz calló. Ya no llovía tanto y algunas nubes estaban abriendo orificios en el cielo. Los quebrachales habían dejado de mecerse bruscamente y el comienzo de cierta calma parecía pronunciarse. Caminé unos metros más dentro del río paralelamente a la orilla. La voz seguía sin decir palabra alguna. Sabía que no estaba loco, la voz era humana, no obstante no podía dar con la persona que era su dueño. Tuve la leve sospecha de que era femenina. En los últimos minutos de la charla pude percibir esa tonalidad femenina. Salí del agua, me peiné con las manos retirando mi cabello hacia atrás y escurrí un poco mis pantalones y zapatillas. Caminé un par de metros por la orilla en cualquier dirección pero siempre siguiendo la costa. La voz seguía en silencio. En ese instante dudé si realmente era humana. Detrás de las matas de vegetación no parecía haber nadie. Por fin el cielo se abrió y paró de llover. Un viento sur más fuerte comenzó a soplar y el clima se puso más helado. Sentí frío, además estando empapado sabía que si no me cambiaba de ropa pronto enfermaría. Y eso no era bueno estando solo en aquel sitio. Tras no recibir señales de la voz volví por el sendero hacia la casa. Me desnudé por completo en la galería y tiritando de frío me metí dentro. Tomé un toallón enorme que colgaba de una percha en el baño y me envolví desde el cuello hasta los tobillos. Los dientes me castañeteaban como acompasando una melodía. Tras terminar de secarme me puse ropa seca y me acurruqué al lado de una ventana a observar el exterior. Pensaba en aquella voz, en el diálogo, en todo lo que me había pasado y sentido desde mi llegada a aquella casa. Se me cruzó por la cabeza cómo sería aquel hombre que obnubiló a mi ex novia. Creo que aquella voz desconocida removió esos escombros de pensamientos en mí interior. Pensé cuáles eran las diferencias que ambos teníamos, y qué tenía él mejor que yo. Luego me sentí un tonto de pensar de esa manera. Medirme con una vara junto a él no tenía sentido, después de todo cada uno tiene sus defectos y virtudes.

Se oía el río. Me dormí escuchando el rumor de la corriente a lo lejos.

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4 comentarios:

  1. Magia! Purita magia este capitulo!La intriga de esa voz me tenia sonriendo.Senti cada momento de esa caminadita bajo la lluvia ,simplemente genial cerrar los ojos y entregarse al rio(que rico)!Morocho me encanta como empieza a girar lentamente estos mundos espiralados..Mientras caminabas regreso a la casa creo que la voz te seguia sin decirte nada y te miraba mientras te desnudabas en la galeria(smiles de picardia)..Bravoooo

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  2. El maravilloso efecto de la lluvia. Qué será la persona de la que venía esa voz? Esquizofrenia? jajaja no. El espíritu del río? Quiero leer más!

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  3. @DEBORAH:

    Escribir esta historia hasta a mí mismo me sorprende. No solo de magia está cargada sino de suspenso y drama.
    ¿Yo desnudarme? jaaaaaaaa, ¡nunca! jajaja

    Beso.

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  4. @TEREZA:

    ¿Qué será? mmmm en el próximo capítulo seguro te enterás fiel lectora.

    Beso.

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