lunes, 9 de marzo de 2009

el doble estigma



Desesperación creo que es la palabra que mejor se adecúa al momento en el cual mi vida pierde lastre y en vez de subir cae en picada. Esa palabra, desesperación, engloba a la perfección lo que corre por mi interior cuando nada sale como yo lo pienso, lo deseo o lo quiero. Un día de tantos en el año 2009 esa palabra se hizo presente y aunque nunca la acepté, dado que, lo que su significado engloba me hace sentir un ser humano que no cumple las expectativas, la empecé a usar en silencio para mis adentros. Tampoco era cuestión de mostrarle al mundo entero que pasaba por mi interior, mucho menos la exposición verbal o estética del significado de la palabra que englobaba todo mi momento de vida. Ese día, un día cualquiera del 2009, mientras miraba el techo de la habitación donde dormía, imaginé tener una goma de borrar gigantesca y con mis manos empezar a borrar, uno por uno, los puntos negativos de mi vida. Había muchos, se parecían a moscas en un día de verano, una por aquí, diez por allá, cientos por este lado, dos atrás. En ese momento, mientras borraba y borraba momentos, imágenes, acciones y un sinfín de recuerdos inútiles y enviciados, sentí que algo estaba mal. Tuve, en paralelo, otra visión. Era un portarretratos con mi fotografía más aceptable en donde ella empezaba a desvanecerse, pequeños huecos blancos empezaban a mostrarse por el papel y literalmente yo empezaba a no distinguirme. En mi otra visión, la goma gigante seguía borrando todo lo que era negativo y nocivo, pero a modo de cámara de televisión la imagen me mostraba el borrado de lo malo y a su vez mi desaparición del portarretratos. Por un segundo me alarmé, no comprendía que pasaba, me pregunté porqué el paralelismo de ambas visiones y qué mensaje oculto se me quería mostrar con aquellas metáforas visuales. Me enderecé en la cama y froté mis ojos con firmeza. Necesitaba que ambas visiones se fueran, y así sucedió. Sin embargo el pensamiento constante de que había sido aquello me rondó por la cabeza dos o tres días sin encontrarle ningún sentido aparente.
Una de esas tardes en donde todo parece ser aburrido y nada parece conformarnos me encontré a un compañero de trabajo. Charlamos un rato sentados en un banco de la plaza. Entre diálogo y diálogo le conté lo sucedido en aquel pensamiento, y lo que sucedió cuando las dos visiones se presentaron. Mi compañero frunció el entrecejo.

- ¿pero no te has dado cuenta?, ¿acaso no has visto cuán clara es la señal?, me extraña, tú eres muy perceptivo.
- No, no he visto nada, no logro descifrar que fueron esa sucesión de imágenes y esas dos visiones paralelas, principalmente la del portarretratos. ¿Tú la entiendes, entonces?
- Claro, a mi modo de ver significa que si tú borras las cosas de tu memoria, ya sean las lindas o las feas, estás borrando tu historia, la historia de tu vida, o sea tú mismo, por eso el portarretratos mostraba manchas blancas que crecían sobre tu fotografía… ¿entiendes?, creo que es eso… es una clara señal que lo que has vivido es lo que te ha permitido ser quien eres hoy.

Me quedé mirándolo un tanto perplejo. Acomodé aquellas palabras que mi compañero me dio como explicación y le encontré cierta lógica. En aquel momento de mi vida, en un día cualquiera del 2009, mi pensamiento quiso borrar cosas inservibles en mi memoria para liberarse, para estar con menos lastre, sin embargo eso mismo que habitaba en mi memoria era lo que me completaba como ser humano, como persona. Comprendí que uno puede librarse de muchas cosas, pero no del pasado que ha vivido, pues él, por más lindo o feo que haya sido nos ha logrado forjar y convertirnos en lo que somos. Solo algo me sigue rondando por la mente, algo que aún desconozco, y es si aquel día del 2009 ya pasó o está por pasar.

2 comentarios:

  1. No podemos negar ni borrar el pasado, está en nosotros como el equipaje del nos vamos forjarnos y del que no podemos desprender. Nos acompaña donde quiera que vayamos.

    Creo que no solemos estar conforme con parte de lo que nos ha sucedido o de lo que hemos hecho, de ahí nuestro rechazo a lo inevitable, porque ya pasó. Se convierte en una lucha contra uno mísmo difícil de liberar.

    Saludos de alguien que "no soporta" parte de su pesado lastre.

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  2. Mongenrot, el pesado lastre es parte del equipaje que uno trae consigo a la vida, es de inteligentes el saber desprenderse a tiempo de él, al menos de un poco de él.

    Saludos

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