Al llegar a una parte de la carretera toda la superficie parecía una sola, sin línea asfáltica, tan solo se mostraba un manto de un blanco radiante que daba una sensación gélida a la vista. Era Enero de 1963. Estacioné el automóvil en la banquina, o lo que supuse era la banquina, y dejando la puerta abierta me eché a caminar sin rumbo. La ventisca seguía soplando sin tregua, el clima se hacía más y más insoportable, pero yo no sentía nada, seguía entumecido. Recordé las palabras de la única mujer que tuvo compasión de mí, la señorita Flynn, ‹Quieras entenderlo o no siempre ten presente que la única mujer que te ha amado he sido yo›; aún hoy esas palabras recorren la caverna de mi memoria como si hiciera minutos me las habría dicho. Sin embargo a pasado tanto tiempo de ello, tantas cosas pasaron luego, tanto cambió mi vida, tanto la eché de menos el día que murió que en más de un momento pensé en suicidarme pero nunca tuve el coraje suficiente para dar fin a mi vida.
Hasta esa tarde.
Breve cuento sobrio con desgarrador final, mejor de lo que parecía cuando mis ojos pasearon por las primeras letras. Me gustó.
ResponderEliminarPD: "Sin embargo ha pasado tanto tiempo de ello..."
Me pasó lo que a Darko, mejoró en cada renglón y el final es brillante. Me gustó mucho.
ResponderEliminarUn beso.
Agradable coincidencia... suicidio., existen tantas manera de suicidar el amor, la mejor de ellas, quiza sea continuar vivos.
ResponderEliminarUn abrazo. GRANDE.
CARO... DE resonANSIAS
Darko, a veces me gusta escribir cosas crudamente reales.
ResponderEliminarGracias por darte una vuelta por ésta, mi casa.
Saludos.
Ro, que bueno que te haya gustado. Sos escritora y tú crítica empuja para arriba, gracias.
ResponderEliminarSaludos.
Carolina, gracias por pasar por este blog. Asesinar al amor cuando uno se quita la vida debe ser liberador (eso me lo imagino), pero cuando se lo asesina y uno queda vivo es desgarrador.
ResponderEliminarSaludos.
La imagen del cuerpo entumecido, es como la tristeza que puede abordarte sin llamarla, que aflora asi, sin mas.
ResponderEliminarY el final, puede ser de todos los diás, claro que siempre elegimos seguir sino no estaría leyendote.
Me gusto el relato.
Saludos
Pd: no te respondere lo obvio, sino que el frio de uno se siente siempre mas que el de otro, tambien es algo trillado, claro.
Cecy, aunque es trillado es cierto y abandonar el frio de uno mismo para echarse a andar no es fácil.
ResponderEliminarSaludos.
Llego de madrugada y calurosa a tus letras...por qué el suicidio si hay tanto que recorrer, tanto que vivir.
ResponderEliminarTe invito un café mexicano, gracias por tu paso en mi Conciencia Personal. Un abrazo azteca, Monique.
Monique, café mexicano nunca probé. ¿Sos mexicana?, ese es un país que me gustaría conocer algún día.
ResponderEliminar¿Porqué el suicidio? porque es un desenlace que muchas personas toman tal vez por no saber como hacerlo de otra manera o por sentir cierto abandono interior. No sé. Al momento de escribir ésta historia fue la imagen que recorrió mi cabeza.
Gracias por pasar por mi blog.
Saludos.
Como dice Cecy.. la historia me ha tocado hondo.. el final es triste!!!
ResponderEliminarPero por suerte estas aca.. te leo y es un placer hacerlo!!!
Solo hay algo que siempre me pregunto de estas historias.. hasta donde llega la ficcón y hasta donde parte de una realidad escondida... a veces pasa.. y no la reconocemos, salvo su propio escritor!!!
Besos cielo, llenos de luz!!!
http://www.youtube.com/watch?v=d8yeSUCy38c
ResponderEliminarSaludos...
Caro
Sol, los límites siempre son imprecisos cuando de letras se trata, la ficción a su vez tiene el don de producir en la mente del lector una alucinante incertidumbre que despierta por completo su imaginación.
ResponderEliminarSaludos.
Carolina, impresionante... me has dejado mudo. Usaré el video en algún nuevo post. Gracias.
ResponderEliminarSaludos.