viernes, 27 de marzo de 2009

1957

Un minúsculo sol, una hora lánguida, el mar. Ivonne y Greta. Solas, tan solo en compañía del mar. Así las imagino hoy, en el silencio de esta habitación. Sin miedos, libres, disfrutando de la vida y dejándose llevar por la seductora brisa que desprende el mar estival. Así las siento hoy, en el abismo de esta habitación, sin saber donde ellas ahora están.

Hoy me pregunté cuántas historias de amor habrá presenciado el mar. ¿Habrán alcanzado todos los papeles de la Tierra para escribirlas?, lo dudé siempre y lo sigo dudando aún. En silencio, con su rumor latente, el mar desde siempre ha observado como nos amamos millones de veces, como los cuerpos a sus pies se liberaban de cualquier presión y de cualquier tabú para arrojarse a las fauces del amor. Ivonne y Greta lo hicieron así, aquel día se amaron. Tan solo el mar presenciaba siempre sus escenas de amor. Los besos suaves, sus pieles ardientes al sol, y resecas por la arena, emanando feromonas por doquier. Todo, absolutamente todo, teniendo solamente al mar como testigo. El inquieto mar, el desapercibido mar.

No todos los amores se pueden explicar. Ivonne y Greta no podían explicar el suyo, pero lo vivían, sin importarles el que dirán, o el porqué de aquello, nada importaba, tan solo vivirlo a pleno antes que el sol dejase de entibiar sus corazones. Me gustaba verlas pasar camino a la playa, enamoradas, a veces exhaustas después de salir de la fábrica donde se habían conocido, era 1957 y sus cuerpos eran jóvenes, voluptuosos y enigmáticamente atractivos. Siempre al pasar me saludaban. Ambas sonreían. Creo que ellas sabían que yo sabía, y de alguna manera lo compartieron conmigo, compartieron su amor, su secreto, todo bajo el mismo sol y frente al mismo mar, en 1957.

8 comentarios:

  1. "tan solo vivirlo a pleno antes que el sol dejase de entibiar sus corazones." Liter@to

    Cuantas veces el mar es el único testigo de los sentimientos, muchas veces es la luna la que conoce nuestros intimos secretos de amor, el que dirán que importa, cuando eres feliz todo lo que digan da igual!!!

    Lindo es poco, esta hermoso!!!

    Besos!!

    ResponderEliminar
  2. Mi amigaza Magy de primera y yo... aquí, sieguiendo la lista...
    Epaaaa muchacho que aunque he visto tus comentarios en mi blog y hem aquí no te he visto linkeago de seguidor creo, no sé, creo que no.

    Muy buen post como los que ya he leído. ayer conversaba con Magy que tenés un lindo blog y que tus letras son buenas.

    Un abrazote y besos, cuidate mucho.

    ResponderEliminar
  3. Hola :)

    cuando hablas de amores y el mar, al principio, te olvidás del amor que algunos sentimos hacia el mar, mismo, e nsí, no como testigo sino como objeto del amor.

    ResponderEliminar
  4. Magy, el sentimiento de amor que el texto relata es tan común a cualquier sentimiento de amor en cualquier pareja, solo que corría un año muy lejano en donde ciertas relaciones no eran bien vistas, principalmente la lésbica.

    El mar, más ese amor encuentran a un espectador oportuno disfrutando de ello también.

    Me alegro que te gustara este texto y gracias por siempre darte una vuelta por aquí.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Natalia, ya soy seguidor de tú blog, por ahí se me olvida el clic, no creas que por otra cosa... a quienes visito es porque me gusta lo que escriben y cuentan.

    Me alegro te haya gustado este escrito.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  6. Irina, en realidad no me olvido, sino que el texto cuenta una historia de un amor lésbico que tenía como testigo invisible al mar y a un oportunista, el que cuenta la historia. Era otro enfoque, tan solo eso.

    Gracias por pasar por mi blog.

    Saludos.

    ResponderEliminar